Declive mundial de natalidad: ¿amenazamos nuestra supervivencia?

El debate se centra en la tasa de fertilidad necesaria para mantener una población estable. Tradicionalmente se estimaba en 2.1 hijos por mujer. Sin embargo, un estudio reciente publicado en la revista Plos One, sugiere que esa cifra es demasiado baja. Investigadores, entre ellos Diane Cuaresma, señalan que la cifra real podría estar cerca de 2.7 hijos por mujer para evitar la extinción a largo plazo.
Este cambio en la estimación se debe a que el cálculo anterior no consideraba variables cruciales como:
La situación es alarmante. La tasa de fertilidad mundial ha caído de 5.3 en la década de 1960 a 2.3 en 2023. Corea del Sur presenta el caso más extremo, con una tasa de apenas 0.87. Mientras que países como Níger y Chad aún superan la tasa de 5, la tendencia a la baja es global. En Inglaterra y Gales, por ejemplo, se ha observado una disminución del 60% en el número de mujeres que tienen hijos desde 2013.
En México, si bien no se mencionan datos específicos en este estudio, la situación no es ajena a esta tendencia global. El aumento en el costo de vida, la mayor participación femenina en el mercado laboral y los cambios en las expectativas sobre la familia son factores que influyen en esta disminución de la natalidad. La proyección de la ONU apunta a que la población mundial seguirá creciendo hasta mediados de la década de 2080, pero posteriormente experimentará un descenso gradual.
El estudio concluye que se requiere una revisión de los objetivos convencionales de fertilidad para asegurar no solo la sostenibilidad de la población, sino también la de las lenguas, tradiciones culturales y diversas líneas familiares. Se resalta la necesidad de un análisis más profundo y matizado sobre el tema, considerando las complejidades demográficas y las implicaciones a largo plazo para las sociedades.
Aunque hay diversas opiniones sobre la gravedad de la situación, y algunos expertos cuestionan la perspectiva catastrofista, la investigación pone en evidencia la necesidad de considerar los desafíos de un futuro con menor tasa de natalidad en el largo plazo.