GLENDALE, Ariz
El dinero gastado en los Dodgers los hace favoritos.
Los jugadores deambulaban por el espacioso vestuario de los Dodgers de los Angeles durante la mañana, intercambiando saludos y abrazos, preguntándose unos a otros cómo estaban de salud ellos y sus familias, siempre con una sonrisa por delante.
El peso que genera el ser el equipo con la nómina más costosa del béisbol no se apreciaba por ningún lado. A seis semanas del comienzo de la temporada y a ocho meses de la Serie Mundial, habrá mucho tiempo para eso.
Justo ahora, a mediados de febrero, en el primer día de entrenamientos, el tema dominante no es lo que este equipo será capaz de hacer, sino poner los cimientos para darse a sí mismos la oportunidad de llegar ahí.
“Todas estas expectativas son sólo ruido para mí y para nuestro equipo”, dijo el manager de los Dodgers Don Mattingly el martes, el día que debían presentarse pitchers y catchers en el complejo de Camelback Ranch. “Tenemos que ganar la Serie Mundial y esto y lo otro, eso está bien, todo está muy bien, pero mi trabajo es preparar a este equipo para jugar e ignorar el ruido”.
Mattingly tiene mucho con qué trabajar luego de que los dueños del equipo salieron de compras.
Sumidos en la bancarrota, los Dodgers abrieron la temporada pasada en el 12do lugar entre las nóminas más abultadas de las Grandes Ligas con 94,7 millones de dólares.
Luego de que Frank McCourt vendió el equipo en mayo, el nuevo grupo de dueños --que incluye a Mark Walter, Magic Johnson y Stan Kasten-- abrió la cartera para adquirir al dominicano Hanley Ramírez y al mexicano Adrián González, además de Josh Beckett, Carl Crawford y Brandon League.
Los Dodgers siguieron firmando cheques durante el último receso, y pagaron un combinado de 183 millones de dólares al derecho Zack Greinke y al pitcher surcoreano Ryu Hyun-jin.
La nómina de los Dodgers ahora los 200 millones de dólares, en un rango que se hace acreedor a un impuesto especial, y quizá por encima de la de los Yanquis de Nueva York, el equipo con mayor poder de compra de los últimos 14 años.
Un monto así genera grandes expectativas, en particular para un equipo que no ha estado en una Serie Mundial desde que ganó el título en 1988.
“Espero ganar. Esperaba ganar el año pasado. Francamente esperaba que ganáramos el año anterior”, dijo Mattingly. “Yo creo que uno puede hacer cualquier cosa si las cosas funcionan. Tengo que reconocer que este año tengo un poco más de margen de maniobra”.