Monseñor José Luis Cerra Luna recibe cálida bienvenida como nuevo obispo de Nogales

Con mensaje de unidad, servicio y espiritualidad, fue recibido la mañana de este miércoles, el obispo de la diócesis de Nogales, Monseñor José Luis Cerra Luna, quien, por primera vez, pisó el territorio de esta delimitación religiosa del norte de Sonora, mismo que fue dado la bienvenida por autoridades eclesiásticas, gubernamentales y fieles católicos.
En una sencilla pero emotiva ceremonia y tras su paso en oración por Magdalena, el ahora líder católico en la región, fue recibido en primera por el padre de la iglesia San José de Ímuris, Jorge Luis Núñez y el presidente municipal de la ciudad hermana Jesús Leonardo García, así como una comitiva de representantes de los sectores ganaderos, de agricultores y miembros de esta fe en Ímuris.
Después de unas palabras de bienvenida por parte del presbítero Núñez, monseñor Cerra, recibió a manos de los pobladores de esta ciudad un regalo de una cruz de madera con 12 conchas marinas, que en sus palabras evoca el descubrimiento del padre Eusebio Kino, sobre que las Bajas Californias eran penínsulas y no Islas, además de una serie de productos del campo, que habla de la fuerte tradición en agricultura de la región y un libro con las sagradas escrituras, que fue recibido por el religioso con especial alegría.
De la misma forma justo antes de terminar el breve encuentro, ofreció unas palabras de motivación a los presentes, para vivir de nueva cuenta conforme a las enseñanzas de Jesucristo y avivar el camino de la fe entre todos los pobladores del norte de Sonora, junto a su bendición de todos y cada uno de los municipios que integran la diócesis de Nogales.
Son las primeras palabras que escucho de la diócesis a la que el Señor me llama a servir como pastor y creo que como obispo una de las cosas que tengo que hacer es precisamente eso, escuchar. Así que muchas gracias por sus palabras Señora Lupita, donde ande, muchas gracias y con mucho gusto les doy la bendición. Todavía no va a ser la bendición triple, verdad, pero con mucho gusto se las comparto. Que el Señor esté con ustedes. La bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo que sienta sobre ustedes y los acompañe siempre. Amén. ¡Pues viva Ímuris!, comentó el obispo Cerra.Alrededor de las 11:00 horas, el obispo junto a su comitiva conformada por sus homólogos en la fe y personal de apoyo de la diócesis, emprendió su camino hacia Nogales, con el acompañamiento de Bomberos de Ímuris, quienes cedieron la importante tarea de la guía en el punto conocido como “El Tacicurí” a sus contrapartes de la frontera, asegurando que Cerra Luna, tuviera un viaje seguro hasta la Catedral, Santuario de nuestra señora de Guadalupe.
Al arribar al sitio, fue recibido por grupos de jóvenes, religiosos y funcionarios del gobierno municipal encabezados por el alcalde de la frontera, Juan Francisco Gim Nogales, para posteriormente ingresar al templo en donde tomó los primeros pasos sobre el altar que formará parte integral de su servicio hacia la comunidad de la diócesis.
En el recinto los encargados de dar la bienvenida y servir como testigos de su Profesión de Fe y Juramento, el arzobispo de Hermosillo Ruy Rendón, junto su obispo promotor de Reynosa Tamaulipas Eugenio Lira Rugarcía y el nuncio apostólico en México, Joseph Spiteri, frente a una multitud de sacerdotes, quienes viajaron de diferentes partes de México, para formar parte de este solemne acto.
Este es el obispo que dios quiere, a este pueblo a que ya ama y que lo ama necesita, un obispo de esperanza, un obispo, que como al obispo del que habla Víctor Hugo en Los Miserables, comprenda que una caída, pero si es una caída sobre las rodillas, puede acabar en oración, manifestó el Obispo de Reynosa.En un momento significativo, al tomar la voz el Obispo Cerra Luna, evocando la palabra escrita, realizó su profesión de fe, frente a todos los presentes, sellando de esta forma la sede que reconoce en la diócesis de Nogales.
Yo, José Luis Cerra Luna, promovido en la Sede Episcopal de la Diócesis de Nogales, seré siempre fiel a la Iglesia católica y al romano pontífice, su pastor supremo, vicario de Jesucristo y sucesor del primado del bienaventurado apostol Pedro y cabeza del colegio del obispo. Con plena libertad, acataré la suprema autoridad de la Iglesia, la persona del romano pontífice. Llevaré a cabo sus mandatos y defenderé con diligencia su autoridad. Reconoceré y acataré las prerrogativas de los oficios del ordenados del romano pontífice que representan a la persona del supremo pastor. Con suma diligencia, procuraré cumplir las tareas apostólicas encomendadas a los obispos, es decir, enseñar al pueblo de Dios, santificarlo y regirlo en comunión con la cabeza del colegio episcopal y con todos sus miembros, enunció el Obispo de Nogales.