Ginebra, Suz
Luiz Felipe Scolari aún no conoce el triunfo en su regreso como DT del equipo amarillo-verde.
Brasil e Italia firmaron un empate a dos goles en un vibrante partido amistoso disputado en Ginebra, en el que los ataques primaron sobre las defensas y en el que los dos equipos lo dieron todo, sabedores de la importancia del cartel.
El choque entre dos selecciones que suman nueve Mundiales -cinco Brasil y cuatro Italia- dejó un excelente sabor de boca porque ambos equipos buscaron la victoria hasta el final y no especularon en absoluto, pese a no tratarse de un partido oficial.
Las espadas quedaron por todo lo alto para el partido que les enfrentará, esta vez sí en competición oficial, el próximo mes de junio en la fase de grupos de la Copa Confederaciones en Brasil.
Valió la pena el dinero pagado por quienes se acercaron al Stade de Genève, en su mayoría miembros de las grandes comunidades brasileña e italiana que hay en la ciudad, que disfrutaron de lo lindo del espectáculo ofensivo que brindaron los dos conjuntos.
Desde el arranque, brasileños e italianos se lanzaron a buscar sin contemplaciones el área contraria, a menudo descuidando la defensa, lo que llamó especialmente la atención en el caso de los transalpinos, que no mostraron su tradicional solidez defensiva.
El gol pudo llegar de ambos lados desde los primeros minutos del choque, pero hubo que esperar a pasada la primera media hora para que un centro de Filipe Luis desde la izquierda, mal despejado por Barzagli, fuera recogido por Fred, que resolvió con maestría.
Italia mantuvo la tensión y pudo acortar distancias con ocasiones de Balotelli, Maggio y Pirlo, en una primera parte en la que el sello Prandelli volvió a quedar de manifiesto, porque los “azzurri” jugaron al toque y a salir de su campo sin balonazos largos.