París se despidió de los Juegos Olímpicos con un "au revoir" que resonó desde la Torre Eiffel hasta las olas de Tahití, la sede del surf. Han pasado 100 años desde la última vez que la capital francesa albergó este evento deportivo, y nadie sabe cuándo volverá a tener el honor de ser la anfitriona.
Las dos semanas y media de competición estuvieron llenas de pasión y entusiasmo, con los franceses entregando su apoyo incondicional a sus atletas. Las protestas iniciales contra las medidas de seguridad que afectaron la vida cotidiana se transformaron en cánticos de "Allez les bleus!".
París 2024 dejó momentos memorables, como el récord mundial de Armand Duplantis en salto con pértiga y el brillo de Simone Biles. La lluvia empapó a todos, pero no opacó la extravagante ceremonia de apertura, llena de orgullo LGBTQ+ y humor francés. Esta última, sin embargo, provocó controversia, con figuras como Donald Trump y los obispos franceses expresando su disgusto.
"Sus muestras de orgullo LGBTQ+ y humor francés fueron demasiado para algunos: Donald Trump y los obispos franceses estuvieron entre los que se sintieron ofendidos." - [Nota del Autor]Hubo críticas también para las boxeadoras Imane Khelif y Lin Yu-Ting, así como para los equipos creativos de la ceremonia de apertura. Sin embargo, a pesar de estos inconvenientes, la relación entre París y los Juegos Olímpicos dejó a los aficionados con ganas de más, algo que no se puede decir de las últimas ediciones.
Los Juegos de Beijing 2008 y 2022 fueron empañados por acusaciones de abusos a los derechos humanos. Los de Sochi 2014 se vieron envueltos en un escándalo de dopaje, mientras que los de Río de Janeiro 2016 estuvieron marcados por el derroche y la corrupción.
Ante este panorama, las autoridades francesas se propusieron hacer las cosas diferentes. "Romper las normas" se convirtió en el lema no oficial de los organizadores, que trabajaron para reducir la huella de carbono y renovar el modelo olímpico.Los resultados fueron evidentes. Los Juegos de París no fueron perfectos, pero la ciudad demostró que es posible mejorar este evento deportivo. La Torre Eiffel, el Palacio de Versalles, el Grand Palais y otros monumentos se convirtieron en escenarios olímpicos por derecho propio.
El uso del paisaje urbano de París demostró que los Juegos Olímpicos pueden y deben adaptarse a sus anfitriones, no al revés.
Tras los Juegos Paralímpicos, la vida normal volverá a la ciudad. Pero el eco de los Juegos perdurará. La campana que los atletas ganadores hicieron sonar en el estadio olímpico tendrá un nuevo hogar: la restaurada Notre Dame.
"Esta campana será la señal de cómo estos Juegos han dejado una huella en Francia", dijo Dumas. "Eso realmente me hace feliz". - [Reverendo Olivier Ribadeau Dumas]La reapertura de la catedral en diciembre será el próximo gran hito en el horizonte de París. La campana, que resonará cada vez que se celebre una misa, servirá como un recordatorio duradero de la "atmósfera extraordinaria" de los Juegos y de la "unidad del pueblo francés inspirada en los Juegos que fue muy hermosa".