¡Haidee Viviana Aceves Pérez se cuelga la plata en los Juegos Paralímpicos de París 2024!
La nadadora jalisciense, una guerrera del agua, demostró su fuerza y determinación en la categoría de 100 metros dorso - S2 femenil. Desde la clasificación a la final, Aceves demostró su potencia, siendo la primera en su heat el 29 de agosto.
En la batalla por el podio en la alberca de París La Defense Arena, Haidee se plantó con una fuerza descomunal y logró un tiempo de 2:21.79. Un tiempo extraordinario que le otorgó la presea plateada y, ¡sorpresa!, un nuevo Récord de América.
La tapatía, de 31 años, quedó a tan solo seis centésimas del oro, que fue para Pin Xiu Yip (Singapur) con 2:21.73. Ángela Procida (Italia) se quedó con el bronce con 2:24.48.
Aceves es una atleta que no solo brilla en el agua, sino también en el ámbito político. Actualmente, es regidora electa de Zapopan, Jalisco. Además, su pasión por la natación la ha llevado a competir en cuatro Juegos Paralímpicos, en los que finalmente logró subir al podio.
Su historia es inspiradora: Haidee comenzó a nadar a los 9 años en el Centro de Rehabilitación Infantil Teletón de México. Fue precisamente ahí donde su pasión por la natación se encendió, una pasión que la llevó a obtener el bronce en el Campeonato Mundial de Natación IPC Montreal 2013.
Su trayectoria ha sido coronada con numerosos reconocimientos: en 2018, recibió el Premio Estatal Jalisco de la Juventud en México, mientras que en 2016 y 2018 se le otorgó el Premio al Mérito Deportivo del Consejo Estatal para el Fomento Deportivo de Jalisco en México.
La historia de Haidee también está entrelazada con la de su esposo, Jesús Ruiz, también atleta de para natación, quien ganó bronce en los 100 metros braza SB4 en los Juegos Parapanamericanos de 2023 en Santiago de Chile.
Su triunfo en París 2024 coloca a México en la cima del medallero, con la esperanza de superar su marca histórica en los Juegos Paralímpicos Tokio 2020. Aceves se ha convertido en un ejemplo de dedicación, perseverancia y amor por el deporte. ¡Su historia nos recuerda que el límite lo pone uno mismo!