"No sé cómo lo logramos, pero este vestidor huele a victoria por primera vez en mucho tiempo", confesó un emocionado Cam Ward tras el partido.
Los números iniciales pintaban un panorama desolador: 21-6 a favor de Arizona en el cuarto período, una ofensiva estancada y una racha de diez derrotas pesando como losa. Pero el fútbol americano tiene esa magia perversa donde un solo error puede cambiar todo. Emari Demercado lo aprendió de la peor manera cuando, tras una carrera espectacular de 72 yardas, celebró demasiado pronto y soltó el balón antes de cruzar la línea de gol. Lo que pudo ser el nail in the coffin se convirtió en el detonante de la resurreción titán.
- Jugada clave: La intercepción de Taylor-Demerson que terminó en fumble recuperado por Lockett para touchdown
- Estadística brutal: Ward completó 22 de 34 pases para 265 yardas, récord personal
- Héroe inesperado: Joey Slye, quien había fallado un punto extra, selló el 22-21 con su patada de 29 yardas
En el lado de los Cardinals, el vestidor olía a oportunidades desperdiciadas. Dos errores capitales, seis puntos regalados y una defensa que se desinfló cuando más se necesitaba. "Esto duele más que una derrota normal", admitió el coordinador defensivo Jonathan Gannon, mirando el tablero que aún mostraba el 22-21 final.
Mientras los aficionados titanes invadían el campo, alguien en la transmisión local resumió el sentir: "Esto no fue un juego, fue una terapia colectiva". Con esta victoria, Tennessee no solo rompió su mala racha, sino que recordó por qué el fútbol americano sigue siendo el deporte de las segundas oportunidades.
