A lo largo de su carrera, cautivó a millones de fanáticos con su talento inigualable sobre el diamante, inspirando una ola de fervor que trascendió las fronteras. La noticia de su fallecimiento ha impactado a la comunidad deportiva, dejando un vacío que será difícil de llenar.
Su legado se forjó en las Grandes Ligas, vistiendo el uniforme de los Dodgers de Los Ángeles. Fue un lanzador dominante, uno de los más formidables de su época. Su impacto se sintió en la temporada de 1981, donde logró un hito histórico: ganar el premio Cy Young de la Liga Nacional y el Novato del Año. Esta hazaña, sin embargo, no es la única que lo distingue. Fue un referente en la década de los 80, llevando a los Dodgers a la cima del béisbol, consolidando su posición como un ícono del deporte.
A pesar de su brillante trayectoria, Fernando Valenzuela nunca fue elegido al Salón de la Fama del Béisbol. No obstante, su lugar en la historia del deporte está asegurado, su nombre y su legado están inscritos en el Museo Cooperstown, donde se exhiben algunos de sus objetos más preciados.
A sus 63 años, falleció el martes por la noche en un hospital de Los Ángeles, dejando un legado imborrable en el corazón de los aficionados al béisbol. Su partida se produce en medio de la Serie Mundial, un momento crucial para la liga, donde los Dodgers se preparan para enfrentar a los Yanquis de Nueva York. Su ausencia se sentirá en el Dodger Stadium, donde era un rostro familiar para los aficionados, siempre dispuesto a compartir una sonrisa y un autógrafo.
Su muerte ha desatado una ola de conmoción en el mundo del béisbol. La "Fernandomanía" que se desató durante su carrera ha dejado un sello indeleble en el deporte y en la cultura mexicana. Su historia continuará inspirando a las próximas generaciones de beisbolistas.