Aaron Judge, la estrella de los Yankees, fue el protagonista involuntario de una tragedia defensiva que se extendió como un virus por todo el equipo. Su bochornoso error en el jardín central en la quinta entrada abrió la puerta a una avalancha de cinco carreras de los Dodgers, quienes empataron la pizarra a 5. El infortunio se extendió también al joven campocorto Anthony Volpe y al as Gerrit Cole, quienes cometieron costosas pifias.
El bullpen de Nueva York, que parecía haber encontrado su ritmo en el cuarto juego, se desmoronó en la octava entrada, permitiendo la victoria a los Dodgers por un marcador final de 7-6. Con este resultado, los Dodgers lograron su octavo campeonato, consolidando su posición como una de las dinastías más recientes del beisbol.
"El corazón se me rompe", confesó el manager Aaron Boone, aludiendo a la amarga derrota. Los Yankees, de regreso en la Serie Mundial después de 15 años, se vieron obligados a presenciar el triunfo de su rival.
El futuro inmediato del equipo se encuentra en un estado de incertidumbre. La franquicia deberá lidiar con la decisión de retener o no al agente libre Juan Soto, quien seguramente tendrá varias ofertas tentadoras sobre la mesa.
La derrota, que se produjo tras un prometedor inicio de la serie, deja un sabor a nostalgia y frustración, especialmente considerando que los Yankees tuvieron una ventaja de 5-0 en la primera entrada.
Los Dodgers, por su parte, demostraron una vez más su fortaleza y capacidad de adaptación. "Uno se siente bien, confiado con su as y con una ventaja de cinco carreras, pero así es el béisbol, ¿saben?", comentó el jardinero mexicano Alex Verdugo. "Ellos jugaron la mejor pelota en esta Serie Mundial".