Pero, la realidad ha sido un poco más complicada.
Tras un inicio de temporada con marca de 3-7, el futuro de Rodgers en Nueva York se ha puesto en duda, especialmente por su rendimiento, que ha estado lejos del que lo caracterizó en Green Bay.
Rodgers, quien cumplirá 41 años en diciembre, ha tenido un comienzo lento en su regreso tras una lesión en el tendón de Aquiles que lo dejó fuera durante la mayor parte de la temporada pasada. A pesar de algunos destellos de su mejor versión, su juego ha estado marcado por la inconsistencia.
El veterano quarterback, sin embargo, ha dejado claro que no se ha desanimado y que no piensa en el retiro: "No realmente, dijo Rodgers. No para lo negativo, no. No realmente.".
"Creo que sí, sí, afirmó el cuatro veces Jugador Más Valioso de la NFL cuando se le preguntó si aún quiere jugar el próximo año mientras asentía con la cabeza."
Rodgers, quien tiene un año más de contrato que incluye 2,5 millones de dólares en salario base no garantizado, con 21 millones de dólares en bonos, podría ser cortado antes del 1 de junio del próximo año por los Jets, quienes incurrirían en un cargo de dinero muerto de 49 millones de dólares.
La temporada ha estado marcada por la incertidumbre y las dificultades para los Jets, que también han tenido que lidiar con las lesiones y los cambios en el cuerpo técnico.
La llegada de Davante Adams, quien jugó junto a Rodgers en Green Bay, no ha logrado encender la chispa que tanto se esperaba. Los Jets, que iniciaron la temporada con altas expectativas, aún tienen un largo camino por recorrer para alcanzar sus objetivos.