Este torneo, que se llevará a cabo en Estados Unidos durante los meses de junio y julio del próximo año, ha sido objeto de críticas por su nuevo formato, que muchos consideran excesivo.
Alexander Bielefeld, director de política y relaciones estratégicas de FIFPRO, el sindicato global de futbolistas, ha expresado su preocupación sobre las implicaciones que este cambio podría tener en la salud física y mental de los jugadores. “Hemos visto huelgas de jugadores en diferentes deportes. También lo hemos visto en el fútbol profesional y los jugadores han hablado proactivamente sobre ello”, comentó Bielefeld, sugiriendo que la posibilidad de una huelga no puede ser descartada.
La situación se complica aún más con las declaraciones de Rodri Hernández, mediocampista del Manchester City y reciente ganador del Balón de Oro, quien mencionó en septiembre que los jugadores estaban considerando acciones de huelga debido a la carga de partidos. Su situación se tornó crítica tras sufrir una lesión de ligamentos en la rodilla, lo que podría poner fin a su temporada.
Un informe reciente de la universidad belga KU Leuven, encargado por FIFPRO, ha revelado que “el sector del fútbol profesional incumple su deber de aplicar las normas de seguridad exigidas”. Este estudio subraya la falta de compromiso de los organismos de gobierno del fútbol para establecer normas que garanticen la salud y seguridad de los jugadores en un entorno tan exigente.
A pesar de la oposición de los sindicatos de jugadores y ligas domésticas, que han presentado una denuncia formal ante la Comisión Europea, la FIFA continúa con sus planes para el Mundial de Clubes. El presidente Gianni Infantino ha calificado este evento como el “inicio de una nueva era para el fútbol”, lo que ha generado aún más controversia en un deporte que enfrenta desafíos significativos en la actualidad.