El penal, cobrado por el español Sergio Canales, fue el resultado de una jugada en la que el colombiano Johan Rojas obligó al defensa Pablo Bennevendo a tocar el balón con la mano dentro del área. Aunque los Pumas reclamaron que el penal fue producto de la inercia de la jugada, el VAR confirmó la marcación y Canales convirtió en gol.
La victoria de los Rayados parece mínima comparada con los otros tres juegos de liguilla, en donde Xolos de Tijuana y Atlético de San Luis tienen contra la pared a Cruz Azul y a Tigres con tres goles de desventaja, mientras que América está en el mismo camino con dos goles sobre el Toluca. Sin embargo, para los Pumas, el asunto parece más a modo con las condiciones en que se jugará el encuentro a las 12 del día y con la altura de la ciudad de México en donde se encuentra enclavado el estadio Olímpico Universitario.
El planteamiento precavido de los Pumas les permitió controlar el juego y cortar los circuitos ofensivos de los Rayados. Esto hizo que el equipo de Monterrey pareciera partido y sin intensidad, obligando a que los jugadores como Iker Fimbres y Oliver Torres tuvieran más preocupación por abrir el ostión felino que tratar de generar un juego más inteligente.
El juego se convirtió en un duelo de gato y ratón, en donde los felinos fueron más prácticos y desesperaron a los Rayados. Los Pumas no dudaron en poner el camión atrás y tratar de jugar con César Huerta, Ignacio Pussetto, Jorge Ruvalcaba y Piero Quispe algunos contragolpes que por poco fructifican y que habrían colocado en más problemas a los Rayados.
La pregunta es si los Pumas fueron timoratos y pusilánimes con su estilo, pero realmente estos juegos son a 180 minutos y ellos pudieron sacar el menor de los daños para tratar de aprovechar el próximo domingo el juego en su casa para seguir adelante en la liguilla por el título del torneo Apertura 2024.