El ambiente se carga de una electricidad palpable; se percibe una competencia más allá de las estadísticas.
El encuentro entre Milwaukee Bucks y Oklahoma City Thunder, disputado el martes por la noche, fue un claro ejemplo. Aunque no se trataba de un juego de playoffs, la intensidad fue innegable. En juego estaba más que solo una victoria: la NBA Cup y el prestigio que conlleva.
“Es más cercano a una temporada regular elevada que a los playoffs, en mi opinión,” comentó Mark Daigneault, entrenador del Thunder, tras la derrota 97-81 ante los Bucks. Sus palabras reflejan la peculiar atmósfera que envuelve este torneo.
La tensión se palpó desde la primera mitad. Un altercado entre Isaiah Hartenstein (Thunder) y Andre Jackson Jr. (Bucks) derivó en dos faltas técnicas. Hartenstein, molesto por una falta no señalada sobre Shai Gilgeous-Alexander, enfrentó a Jackson. “Si hubiera ocurrido con cualquier otro compañero, habría hecho lo mismo,” explicó Hartenstein, justificando su reacción.
Pero el momento más álgido llegó en el tercer cuarto. Lu Dort (Thunder) y el mismo Daigneault recibieron faltas técnicas tras una disputa por el balón. Damian Lillard (Bucks) capitalizó la situación anotando cinco puntos en cuatro segundos, ampliando la ventaja de Milwaukee a 64-53. A partir de ahí, el Thunder no logró remontar.
El entrenador de los Bucks, Doc Rivers, destacó la férrea defensa de su equipo como clave de la victoria. Oklahoma City registró su menor puntuación de la temporada, muy por debajo de su promedio de 115.6 puntos. “Uno de los chicos dijo ayer que todo lo que escucharon fue la defensa del otro equipo,” reveló Rivers, ilustrando la estrategia defensiva que aplicaron los Bucks.Esta segunda edición de la NBA Cup ha demostrado una intensidad superior a la primera. “Siento que a los equipos les importó un poco más,” afirmó Lillard, resumiendo el espíritu competitivo de este año. La rivalidad se intensifica, la lucha por la copa se vuelve más apasionada, y la NBA se prepara para una final llena de expectativa.