El ambiente era denso, cargado de una tensión palpable que se sentía en cada esquina.
La tragedia golpeó duramente en las primeras horas del miércoles. Un incidente en el Barrio Francés, específicamente en Bourbon Street cerca de Canal Street, alrededor de las 3:15 a.m., dejó un saldo devastador. Un vehículo arrolló a una multitud, resultando en al menos 10 personas fallecidas. El conductor fue abatido por la policía tras un enfrentamiento.
Este suceso impactó directamente en el programado partido de cuartos de final del College Football Playoff, el Sugar Bowl entre Georgia y Notre Dame. El juego, previsto para la noche del miércoles en el Superdome, con una capacidad para 70,000 espectadores, sufrió un retraso de 24 horas, programado ahora para la noche del jueves. “Por ahora, ese es el plan,” dijo Jeff Hundley, CEO del Sugar Bowl.
El Superdome, ubicado a unas 20 cuadras del lugar del incidente, se mantuvo bajo estricto cierre para revisiones de seguridad. Se indicó a los empleados, incluyendo funcionarios del Sugar Bowl y la Conferencia Sun Belt, que no se presentaran a trabajar hasta nuevo aviso. Sólo algunos empleados con credenciales especiales tendrían acceso a las oficinas.
Los equipos de Georgia y Notre Dame, que llegaron a la ciudad el domingo y se alojaban en hoteles del centro, se encuentran a pocas cuadras del lugar de la tragedia. Una declaración de la Asociación Atlética de la Universidad de Georgia aseguró que “todo el personal del equipo y los miembros del equipo han sido contabilizados”.
La presidenta del Consejo Municipal de Nueva Orleans, Helena Moreno, declaró a WDSU-TV: “Lo que verás hoy para el Sugar Bowl, que se llevará a cabo, es que el perímetro de seguridad alrededor del Superdome ha sido extendido para ser una zona más grande”.
La situación recuerda al primer Super Bowl después de los ataques del 11 de septiembre de 2001, también celebrado en Nueva Orleans, donde se implementó un masivo perímetro de seguridad. En un comunicado, la NFL expresó su pesar por lo sucedido y reiteró su compromiso con la seguridad en el próximo Super Bowl, programado para el 9 de febrero en el mismo Superdome.
La ciudad, aún conmocionada, se prepara para un Sugar Bowl bajo una seguridad reforzada, mientras procesa el profundo impacto de una tragedia que marcó el inicio del año.