Una de las historias que más intriga genera, y que promete dar mucho de qué hablar en los próximos meses, gira alrededor de un nombre que resuena en los pasillos de la liga: Aaron Rodgers.
Después de una temporada con los Jets de Nueva York marcada por la irregularidad y la frustración, el futuro del cuatro veces MVP de la NFL está en el aire. Su llegada a la franquicia, hace casi dos años, fue recibida con bombos y platillos; se le veía como el mesías capaz de romper una sequía de playoffs que se extendía por 14 temporadas, un récord en la NFL. Sin embargo, la realidad distó mucho de la expectativa.
La temporada 2023 dejó un amargo sabor de boca. Rodgers, quien a sus 41 años debutó el año pasado con una lesión que truncó su campaña, inició los 17 juegos esta vez, pero su desempeño, al igual que el del equipo, fue inconsistente. “Puse mi corazón en esto y realmente lo quería, y este año no funcionó”, reconoció el quarterback después del último partido, que dejó a los Jets con un decepcionante récord de 5-12.
Con la salida de Joe Douglas y Robert Saleh, el gerente general y el entrenador en jefe respectivamente, el nuevo régimen deberá tomar decisiones cruciales. Una de las más importantes: ¿Qué hacer con Aaron Rodgers? Su contrato incluye un año no garantizado, pero una opción de bonificación de 35 millones de dólares antes de que comience la siguiente temporada regular, generando un impacto de 23.5 millones en el tope salarial. Cortarlo o su posible retiro le significaría a los Jets un cargo de dinero muerto de 49 millones el próximo año, a menos que se le designe como corte posterior al 1 de junio, permitiéndoles distribuir el cargo durante dos años.
El propio Rodgers ha reconocido la incertidumbre: “Obviamente, hay muchas hipótesis aquí. Si quiero jugar, hipótesis número 1. Si quieren seguir adelante, hipótesis número 2. ¿Estaría dispuesto a jugar para otro equipo?, hipótesis número 3”. Y, con una sonrisa, agregó: “La respuesta es sí”.
A pesar de sus impresionantes estadísticas – 28 pases de touchdown y 3,897 yardas, cifras que lo ubican entre los mejores de la historia de la franquicia – la falta de consistencia y victorias opacaron su rendimiento. Su temporada, aun siendo estadísticamente buena, no bastó para cambiar la suerte de los Jets.
Mientras tanto, los Jets ya han comenzado la búsqueda de un nuevo cuerpo técnico. Se han entrevistado con varios candidatos, incluyendo a Mike Vrabel y Ron Rivera, y se espera que se reúnan con Rex Ryan y Jeff Ulbrich. De igual forma la búsqueda de un nuevo Gerente General se encuentra en marcha, con nombres como Thomas Dimitroff, Jon Robinson, Jim Nagy y Louis Riddick ya en la lista de conversaciones.
El futuro de los Jets dependerá de las decisiones que tomen en esta temporada baja. Cuentan con jóvenes talentos como Sauce Gardner, Garrett Wilson, Breece Hall y Jermaine Johnson, quienes se perfilan como piezas clave para el futuro. Sin embargo, la incertidumbre sobre la permanencia de Rodgers y la partida de varios agentes libres potenciales, como Jamien Sherwood, Tyler Conklin y D.J. Reed, entre otros, añade una capa extra de complejidad al panorama.
La temporada baja promete ser crucial para la franquicia, con decisiones que definirán el rumbo de los Jets en los próximos años.