La vida cotidiana se ha visto alterada, con evacuaciones y una atmósfera cargada de incertidumbre. En medio de este panorama, el deporte, incluso el profesional, parece un asunto menor.
Pero el deporte profesional, con su maquinaria imponente, también se ve afectado. Se trata de la situación que enfrentan los Rams de Los Ángeles, cuyo partido de comodín contra los Vikings de Minnesota, programado inicialmente para el SoFi Stadium, ha experimentado un giro inesperado.
El anuncio oficial de la NFL cayó como una bomba: el juego se disputará el lunes por la noche en el State Farm Stadium de Glendale, Arizona, hogar de los Cardinals. La decisión, tomada el jueves, llegó apenas horas después de que un nuevo incendio, el "Kenneth Fire", amenazara las cercanías del complejo de entrenamiento de los Rams en Woodland Hills. "En interés de la seguridad pública", señaló la liga en un escueto comunicado.
La preocupación no se limitaba a la proximidad del fuego. La calidad del aire, extremadamente comprometida por los incendios, y la sobrecarga de los servicios de emergencia de Los Ángeles fueron factores determinantes en la decisión. Incluso los Chargers, que jugarán su partido de comodín en Houston el sábado, sintieron los efectos, con su entrenador, Jim Harbaugh, reduciendo a la mitad el tiempo de entrenamiento al aire libre de sus jugadores.
El entrenador de los Rams, Sean McVay, había expresado su optimismo horas antes del incendio Kenneth Fire, afirmando: "Nos gustaría jugar en casa, frente a nuestros aficionados. Así es como estamos operando, pero no puedo controlar cuándo se tomará esa decisión... Si no es en Los Ángeles, el juego se jugará de todas formas, y tenemos que estar listos para eso."
La reubicación de partidos en la NFL es un evento poco común. Sin embargo, no es inédito. En 2003, un juego entre Chargers y Dolphins se trasladó a Arizona por incendios forestales similares. McVay, consciente de la rareza de la situación, mencionó su experiencia con un juego reubicado en 2018 por problemas en el Estadio Azteca como parte de su preparación para la incertidumbre de esta semana.
Mientras que para los Vikings el cambio de sede representa una modificación menor en sus planes, la perspectiva para los Rams es distinta. La incomodidad de no jugar en su estadio, sin embargo, palidece ante la gravedad de la situación. El quarterback Matthew Stafford compartió su experiencia: "Hemos perdido electricidad donde vivo durante un par de días. Hemos tenido suerte en ese sentido, la pérdida de energía es lo peor que nos ha pasado. Obviamente, es difícil ver lo que está pasando en las noticias, estar cerca, verlo. Al conducir, ver todo eso, es realmente triste ver lo que está sucediendo".
Los Rams, a pesar de la adversidad, se preparan para el juego. La prioridad, más allá del deporte, reside en la seguridad de la comunidad y la mitigación del impacto devastador de los incendios forestales.