La clave estuvo en la pintura. La superioridad física de los Nuggets de Denver se hizo evidente en el último cuarto, un dominio que se tradujo en una diferencia abismal: 68-40 puntos en la zona. Esta superioridad anuló por completo el potencial ofensivo del equipo contrario, que dependía mucho del tiro exterior.
El partido enfrentó a dos equipos con realidades distintas. Por un lado, los Mavericks de Dallas, que luchan con las ausencias significativas de sus estrellas, Luka Doncic (distensión de pantorrilla) y Kyrie Irving (esguince de espalda). Su mejor anotador, Klay Thompson, con 25 puntos, no pudo mantener el ritmo en el cuarto definitivo, fallando sus cuatro intentos de triples.
Mientras tanto, en Denver, el liderazgo de Nikola Jokic (19 puntos, 18 rebotes y 9 asistencias) y Russell Westbrook (21 puntos, 10 rebotes y 7 asistencias) fue crucial para la remontada. Después de un inicio complicado, donde la puntería desde la línea de tres puntos fue deficiente (solo 4 de 25 en los tres primeros cuartos), el equipo encontró su ritmo en el último periodo, encestando 3 de 7 triples. "Fue una demostración de carácter y fortaleza mental", comentó un analista de la NBA tras el encuentro.
El cuarto periodo fue un claro ejemplo de la capacidad de reacción del equipo de Denver. Superaron a los Mavericks por un marcador de 33-12, revirtiendo una desventaja de 19 puntos en el cierre del tercer periodo y de 12 al inicio del último. Un cambio de ritmo impresionante. Los Nuggets llegaron a su duodécima victoria en 17 juegos. El enfrentamiento se repetirá en Dallas el martes, en el último encuentro de temporada regular entre ambos equipos.
Los Mavericks, con un registro de 2-5 sin sus figuras estelares, deberán replantear su estrategia para el próximo encuentro. La diferencia en la pintura, reflejada en las estadísticas, resultó ser un factor determinante en este encuentro.