Este domingo, la atención se centró en el Tottenham Hotspur, un club con una historia llena de glorias. Sin embargo, su partido de Copa FA contra el Tamworth FC, un modesto equipo de la National League (quinta división inglesa), se convirtió en un auténtico desafío. La diferencia de nivel, con noventa y cinco puestos separando a ambos equipos en la pirámide del fútbol inglés, auguraba un encuentro desbalanceado, pero la realidad superó las expectativas.
El Tamworth, cuyos jugadores combinan su pasión por el fútbol con empleos en diversas áreas —desde albañilería hasta asesoría financiera, pasando por la venta de cremalleras— se plantó con valentía ante el gigante de la Premier League. Durante el tiempo reglamentario, lograron mantener un empate a cero, generando una sorpresa que se palpaba en el ambiente del pequeño, pero vibrante, The Lamb stadium, ante 3,700 espectadores.
El partido se extendió al tiempo extra, donde la suerte pareció cambiar de bando. Un autogol a los 101 minutos marcó un punto de inflexión. Posteriormente, Dejan Kulusevski y Brennan Johnson sellaron la victoria para el Tottenham con dos anotaciones, dejando un marcador final de 3-0. Es importante destacar que el entrenador, Ange Postecoglou, tuvo que recurrir a sus figuras estelares, incluyendo a Son Heung-min y Dominic Solanke, para asegurar el triunfo ante un rival que demostró una resistencia digna de admiración.
Para Tamworth, la participación en la tercera ronda de la Copa FA por primera vez desde 2012 ya era un triunfo en sí mismo. La eliminación de las repeticiones en esta temporada, decisión tomada en consideración al apretado calendario futbolístico, impidió que obtuvieran una remuneración económica extra por llevar al Tottenham a tiempo extra; una ventaja que en ediciones pasadas les habría favorecido.
El encuentro dejó una huella imborrable, un testimonio del espíritu deportivo y la capacidad de equipos de categorías inferiores para desafiar a los gigantes del balompié. Una muestra de que, en el fútbol, todo es posible.