El ambiente de alta tensión se respira en cada jugada, cada tackle, cada pase… En esta temporada, las estrategias se han vuelto más complejas, las defensas más impenetrables y el nivel de juego, simplemente, espectacular.
Este fin de semana, los Ravens de Baltimore demostraron una vez más su poderío, especialmente en la victoria contundente contra los Steelers de Pittsburgh, un 28-14 que dejó huella. La clave no estuvo en la estrategia aérea, sino en una demostración de fuerza terrestre que sorprendió a propios y extraños.
Con una asombrosa ventaja de 299 a 29 yardas terrestres, los Ravens dejaron claro su dominio. Derrick Henry, con sus 186 yardas, fue una pieza fundamental, pero la figura central fue, sin duda, Lamar Jackson. Sus 15 acarreos, la mayor cantidad desde el inicio de temporada, demostraron su compromiso con un juego terrestre agresivo: “No puedes dejar de pensar en lo duro que es —cuán físicamente duro es, cuán mentalmente duro es”, comentó el entrenador John Harbaugh, destacando la resistencia y entrega de su mariscal de campo.
Jackson, además de su desempeño en las carreras, mostró eficiencia en los pases, completando 16 de 21 intentos para 175 yardas y dos touchdowns. Una actuación notable, sobre todo si consideramos que fue solo la segunda vez en siete juegos de postemporada que evitó una intercepción. La estrategia fue clara: 50 acarreos en total, manteniendo a la ofensiva fuera de situaciones negativas. Un ejemplo perfecto fue la ofensiva de 13 jugadas y 85 yardas para touchdown en el segundo cuarto, sin un solo pase intentado.
En contraste con su derrota en la Semana 11 ante los mismos Steelers, donde solo corrieron 19 veces y jugaron a la defensiva la mayor parte del encuentro, la estrategia de este sábado fue un cambio radical. “No vamos a adelantarnos demasiado y volvemos locos por lo geniales que somos”, dijo Henry, mostrando la humildad del equipo ante el triunfo. “Vamos a mantener la cabeza fría, disfrutar de esta victoria, ver la película, ver en qué podemos mejorar y luego pasar al siguiente.”
Sin embargo, no todo fue perfecto. La secundaria de los Ravens mostró algunas vulnerabilidades, permitiendo dos touchdowns largos a Russell Wilson. Uno contra Brandon Stephens, quien se ha convertido en un blanco recurrente para los mariscales contrarios, y otro donde George Pickens superó a Nate Wiggins, con Ar’Darius Washington llegando tarde a la jugada. Estos detalles, sin duda, serán analizados con detenimiento por el cuerpo técnico de Baltimore.
El camino hacia el Super Bowl es largo y complejo, pero la victoria de los Ravens dejó en claro su capacidad para adaptarse y evolucionar en la búsqueda de la gloria.