Sin embargo, en este caso, la realidad es distinta. El escándalo comenzó a tomar forma en las redes sociales, donde atletas de alto perfil empezaron a compartir imágenes que revelaban un problema mayor.
Nyjah Huston, el reconocido patinador estadounidense, fue uno de los primeros en publicar fotografías de su medalla de bronce mostrando un desgaste preocupante. Sus imágenes, junto a las declaraciones de los nadadores franceses Yohann Ndoye-Brouard y Clément Secchi, quienes describieron sus medallas como "piel de cocodrilo" y "como si fueran de 1924", se viralizaron rápidamente.
La controversia llegó a oídos de La Monnaie de Paris, la institución responsable de la fabricación de las 5,084 medallas de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de París. Aunque se niegan a precisar la cifra exacta, se estima que más de 100 medallas presentan defectos, según reportes de medios franceses como La Lettre. La Monnaie de Paris, en un comunicado, admitió el problema y aseguró que "ha tomado muy en serio el problema de las medallas dañadas desde las primeras solicitudes de cambio en agosto, y ha movilizado a sus equipos internos".
Como solución, prometieron reemplazar todas las medallas defectuosas durante el primer trimestre de 2025, afirmando además haber "modificado y optimizado su proceso de barnizado" para evitar futuras fallas. Un detalle curioso: cada medalla, sin importar el metal, contiene un fragmento de 18 gramos de hierro extraído de la Torre Eiffel. Según Joachim Roncin, jefe de diseño del comité organizador, estos trozos, provenientes de vigas reemplazadas durante las renovaciones de la icónica estructura, fueron cuidadosamente seleccionados e integrados al diseño.
El Comité Olímpico Internacional (COI) ya confirmó que el proceso de reemplazo, coordinado con los comités olímpicos nacionales de los atletas afectados, comenzará en las próximas semanas. Las medallas dañadas serán reemplazadas por La Monnaie de Paris, manteniendo, según aseguran, la misma estética original.
El incidente, más allá del aspecto económico, deja un sabor agridulce en la celebración del triunfo deportivo, poniendo en relieve la importancia del control de calidad incluso en eventos de tal magnitud.