Este año, un equipo en particular acaparó la atención por su trayectoria inesperada y su final agridulce.
Los Vikings de Minnesota, bajo la dirección del entrenador Kevin O’Connell, vivieron una temporada llena de altibajos. Su estrategia, una mezcla de química en el equipo y fichajes estratégicos de agentes libres para fortalecer su defensa, prometió mucho y cumplió en gran parte. Sam Darnold, su quarterback, registró una marca histórica para un mariscal de campo titular en su temporada debut: 14 victorias. Una cifra que reavivó la carrera de un jugador al que muchos daban por acabado.
Sin embargo, la euforia inicial se vio opacada por los dos últimos partidos, cruciales encuentros que expusieron la fragilidad del equipo a pesar de su progreso. La derrota por 27-9 ante los Rams en la ronda de comodines dejó un sabor amargo y dejó en claro la necesidad de mejorar para aspirar al Super Bowl. “Las cosas correctas están sucediendo en esta organización, pero tenemos que encontrar una manera de jugar mejor como equipo,” declaró un O’Connell visiblemente decepcionado tras el partido. “Eso es lo que vamos a hacer cuando volvamos al trabajo”.
El futuro de Sam Darnold se convirtió en un tema central de debate. Recientemente seleccionado para el Pro Bowl y aclamado por sus compañeros, su desempeño en los últimos juegos, marcados por una presión defensiva implacable, generó dudas sobre su permanencia en el equipo. La incertidumbre sobre su contrato se cierne sobre los Vikings. A pesar de los elogios de O’Connell a su trabajo durante la temporada, las imágenes del entrenador mostrando preocupación durante los errores de Darnold en el partido hablan por sí solas.
Las estadísticas son contundentes: nueve capturas sufridas por Darnold resultaron en 82 yardas perdidas, un récord negativo en postemporada según Sportradar, superando incluso las 91 yardas perdidas por Cam Newton en 2014. O’Connell reconoció la dificultad, señalando la necesidad de mejorar la protección del mariscal de campo y la importancia de mantener la posesión del balón. “Tienes que encontrar una manera de pasar el balón y simplemente seguir moviendo el balón hacia delante,” afirmó el entrenador. “Recuerden, este chico tiene 27 años. Creo que ahora tiene una base tanto de las cosas que hace en la posición de mariscal de campo para tener éxito, como de las cosas que a veces tienes que aprender de la manera difícil”.
El análisis de la temporada de los Vikings arroja una mezcla de logros y áreas de mejora. La planificación para la próxima temporada se perfila como un desafío clave para el equipo, un reto que determinará su camino hacia la tan anhelada gloria.