Tragedia en Nueva Orleans: Amistad rota, promesa cumplida
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Quigley, un joven de 26 años originario de las afueras de Filadelfia, y su amigo Tiger Bech, nativo de Luisiana, celebraban Año Nuevo con una salida nocturna. Una cena, algunas conversaciones con otras personas… momentos que se desvanecen rápidamente en la memoria. La alegría se tornó en horror en cuestión de segundos.
El impacto fue brutal. Ryan recuerda haber visto la camioneta aproximarse, pero sin poder evitar el accidente. “Recuerdo caminar hacia donde venía la camioneta, pero mirando a ella, por eso no vi venir la camioneta”, contó Quigley desde su cama de hospital, semanas después del incidente. “La estaba mirando, Tiger estaba detrás de mí, hablando con su amiga. Y luego desperté en el hospital”.
El despertar fue a una realidad desgarradora. Tiger Bech, había fallecido. El paseo festivo se convirtió en una escena de caos y muerte, lo que la policía clasificó como un acto de terrorismo. La noche que prometía alegría, terminó en tragedia. Las lesiones de Ryan fueron severas:
La recuperación mental, según Quigley, es un proceso lento y doloroso. “Estoy empezando a darme cuenta mentalmente… honestamente, he empeorado mentalmente, porque las primeras semanas estaba tan concentrado en mí físicamente”, explicó. El recuerdo constante de su amigo, la promesa rota de ir juntos al Super Bowl, pesan sobre él.
Esa promesa, sin embargo, se convirtió en un poderoso motor. Los Philadelphia Eagles, enterados de su historia, le ofrecieron entradas al Super Bowl. Quigley regresará a Nueva Orleans, no solo para apoyar a su equipo, sino para honrar la memoria de Bech. Él y la familia de Bech asistirán al juego, todos luciendo playeras personalizadas de los Eagles con "Bech" y el "7" en la espalda.
La visita a Nueva Orleans, cinco semanas después del atentado, será un paso importante en su proceso de sanación. Un regreso a un lugar marcado por la tragedia, pero también por la promesa de recordar y honrar a un amigo.