La emoción y la tensión se respiraron en cada estadio, demostrando que en el futbol, cualquier cosa puede pasar.
La gran sorpresa llegó desde el Home Park, casa del Plymouth Argyle. Este equipo, que milita en el Championship (segunda división) y recientemente despidió a su entrenador, Wayne Rooney, logró una victoria épica frente a un gigante como el Liverpool, actual líder de la Premier League.
El Liverpool, con la ambición de conseguir cuatro títulos esta temporada (ya líderes en la Premier League, primeros en la fase de grupos de la Champions League y finalistas de la Copa de la Liga), decidió rotar su plantilla. Jugadores clave como Mohamed Salah, Cody Gakpo y Virgil van Dijk ni siquiera se sentaron en el banquillo. A pesar de contar con jugadores como Darwin Núñez, Luis Díaz y Diogo Jota, la estrategia no funcionó.
Un penalti transformado por Ryan Hardie al minuto 53 fue suficiente para sellar la victoria del Plymouth. El arquero del Plymouth, Conor Hazard, tuvo una actuación memorable, realizando varias atajadas cruciales en los últimos minutos, incluyendo una sensacional intervención para detener un cabezazo de Núñez en tiempo añadido. Incluso logró desviar un remate de cabeza del propio portero del Liverpool, Caoimhin Kelleher, que había subido al área para un córner.
Mientras tanto, en otro partido, el Wolverhampton avanzó a octavos de final gracias a los goles de dos brasileños: Joao Gomes y Matheus Cunha. Ambos anotaron en un lapso de dos minutos, definiendo el encuentro 2-0 contra el Blackburn Rovers en Ewood Park. "Un golazo de Gomes y la definición precisa de Cunha aseguraron la victoria", comentó un analista deportivo tras el encuentro.
La victoria del Plymouth, un equipo que lucha por evitar el descenso, sobre el poderoso Liverpool, deja en claro que en el futbol todo es posible, y que la Copa FA sigue reservando sorpresas inesperadas.