Muere Art Schallock, leyenda de los Yankees, a los 100 años

Y es en este contexto donde una noticia, aparentemente pequeña, nos conecta con una figura clave de esa época dorada del béisbol.
La partida de Art Schallock, a los 100 años, ha dejado un vacío en el mundo del deporte y, sobre todo, en la memoria de quienes vivieron o conocen la época de oro de los Yankees.
El anuncio llegó el sábado desde su residencia en Sonoma, California, donde "falleció pacíficamente en su comunidad de cuidado amoroso", según confirmó su familia. Schallock, un lanzador zurdo que llegó a las Grandes Ligas en 1951, vivió una vida plena, marcada por su servicio en la Segunda Guerra Mundial y su paso por los legendarios Yankees de Nueva York.
Su historia, sin embargo, va más allá de las estadísticas. Schallock, originario del Área de la Bahía de San Francisco, tuvo su oportunidad en las mayores a los 27 años, justo cuando un joven Mickey Mantle era enviado a Triple-A. Esta peculiar coyuntura del destino lo llevó a compartir habitación con la leyenda Yogi Berra, una anécdota que Schallock recordaba con cariño:
“Compartí habitación con Yogi Berra cuando llegué allí y él conocía a todos los bateadores. Repasamos a todos los bateadores de cada equipo. Además de eso, tenía que correr al vestíbulo y conseguir sus libros de chistes. Cada mañana. Yogi conocía a todos los bateadores, cómo lanzarles…”Su trayectoria incluyó tres anillos de Serie Mundial (1951-1953), aunque su participación en el Clásico de Otoño se limitó al juego cuatro de 1953, donde tuvo la oportunidad de retirar a la leyenda Jackie Robinson. Un momento que, sin duda, quedó grabado para siempre en su memoria.
Más allá de sus logros deportivos, Schallock era reconocido por su amabilidad y humor, valores que cultivó a lo largo de su vida, construyendo fuertes lazos familiares y amistades duraderas. Su legado no se limita a las páginas de la historia del béisbol; se extiende a la vida de todos aquellos a quienes tocó con su generosidad y espíritu deportivo.
Su centenario, celebrado la primavera pasada, fue una muestra del cariño y respeto que le rodeaba. Ahora, su partida deja un hueco imborrable, un recuerdo palpable en la historia de un deporte que supo honrar con su talento y su humanidad.