Desde el primer minuto, los Blues mostraron una actitud distinta. Con una línea defensiva compacta y un mediocampo que ahogó cualquier intento de creación del PSG, el equipo londinense no solo neutralizó a las estrellas parisinas, sino que las hizo lucir fuera de lugar. "No esperábamos este nivel de intensidad", admitiría después Luis Enrique.
La figura clave fue Cole Palmer, el mediocampista inglés de 23 años que firmó una actuación magistral:
- Dos goles de zurda desde fuera del área, ambos con una precisión quirúrgica
- Una asistencia de lujo para João Pedro en el tercer tanto
- Movilidad constante que descolocó a la defensa rival
El
PSG, que había goleado 4-0 al Real Madrid en semifinales, pareció desconocer la receta para romper el cerrojo inglés. Ni Ousmane Dembélé con sus diagonales, ni Achraf Hakimi con sus desbordes encontraron respuestas. La expulsión de João Neves a falta de cinco minutos solo rubricó una noche para el olvido parisino.
Detrás del triunfo hay datos reveladores:
- Primera vez en la temporada que el PSG pierde por tres goles de diferencia
- Solo el tercer equipo (junto con Aston Villa y Niza) que logra anotarle tres tantos al conjunto francés
- Robert Sánchez, portero del Chelsea, tuvo solo dos intervenciones complicadas
La estrategia de Maresca fue impecable: Reece James como volante derecho para dar equilibrio, Moisés Caicedo cortando juego, y Enzo Fernández con libertad para llegar al área. Mientras, en el banquillo rival, Luis Enrique probó cuatro cambios ofensivos sin encontrar soluciones.
El Mundial de Clubes ampliado tuvo así un campeón inesperado, en un partido donde el dinero y los nombres pesaron menos que el juego colectivo. Chelsea, que apenas terminó cuarto en la Premier League, demostró que en fútbol no hay favoritos, solo oportunidades.
Facebook
Whatsapp
Linkedin
Pinterest