Norris resiste embate de Piastri y gana épico GP de Hungría

Mientras el sol caía sobre Budapest, el asfalto aún conservaba el calor de una carrera donde cada decisión pesó más que el combustible.
"Estoy muerto. Fue duro, fue duro", admitió Lando Norris tras bajar del podio, con el mono de carrera aún empapado de esfuerzo. El británico de McLaren convirtió una salida complicada —retrocediendo al quinto lugar en la primera curva— en una obra maestra de gestión de neumáticos. Su secreto: una sola parada en pits, arriesgándose a desgastar las gomas hasta el límite mientras su rival directo, Oscar Piastri, optaba por dos cambios.
La tensión escaló en las últimas cinco vueltas. Piastri, con neumáticos frescos, recortó segundo a segundo la ventaja de Norris hasta quedar a menos de un auto de distancia. En la penúltima curva, el australiano lanzó un ataque agresivo que rozó el contacto, obligando a ambos pilotos a corregir la trayectoria. Norris mantuvo la calma: "Tuve que apretar el volante como si mi vida dependiera de ello".
El Gran Premio de Hungría no solo entregó trofeos. Dejó claro que McLaren tiene dos pilotos capaces de luchar por el título... incluso entre ellos. Ahora, el receso de verano dará tiempo para analizar cada milímetro de esta carrera que ya huele a clásico.