Micah Parsons revoluciona a los Packers con su llegada a Green Bay

Y aunque apenas lleva unos días con el uniforme de los Packers, su presencia ya está redefiniendo las expectativas.
El lunes, durante su primera práctica con el equipo, se notaba la electricidad en el campo. "Creo que aumentó nuestras posibilidades por mucho", confesó Rasheed Walker, su excompañero en Penn State y ahora su protector en la línea ofensiva. Walker no ocultó su entusiasmo: "No creo que nadie pueda lanzar el balón cómodo sobre nosotros".
Pero más allá del optimismo, hay números que respaldan el bombo. Parsons llega con un currículum que lo emparenta con leyendas:
Sin embargo, persiste una sombra de incertidumbre. Parsons arrastra un problema lumbar que lo mantuvo alejado de los Cowboys durante su conflicto contractual. Aunque aseguró que estará listo para el debut, los médicos de Green Bay tendrán que manejar con cuidado su preparación. "No renunciaron a lo que renunciaron por mí para que me siente en la banca", declaró el linebacker, consciente de la inversión que hicieron los Packers.
El primer examen de fuego llegará pronto. Este domingo, Detroit visitará Lambeau Field con Jared Goff al mando, el mismo quarterback que apenas sintió presión en los dos duelos de la temporada pasada. Ahora, con Parsons acechando desde el borde, la historia podría escribirse diferente.En los pasillos del vestuario, algunos ya susurran comparaciones con 1996, cuando otro monstruo defensivo llegó a Wisconsin y terminó levantando el trofeo Lombardi. Nate Hobbs, esquinero del equipo, no duda en poner a Parsons en otro nivel: "Los muchachos antes que él allanaron el camino, pero definitivamente lo ha llevado un paso más allá".
Lo único seguro es que Green Bay ya no es el mismo equipo. Ni en el campo, ni en la mente de sus rivales.