Ryder Cup 2025 arranca con emotivo homenaje a víctimas del 11-S en Bethpage

No había cámaras, ni fanáticos, ni el clásico griterío que caracteriza a la Ryder Cup. Solo el viento moviendo las banderas y una emoción que se palpaba.
Fue Keegan Bradley, capitán del equipo estadounidense, quien orquestó este momento íntimo. Invitó a Chris Mascali, bombero de Nueva York cuyo padre murió en el 11-S, a dirigirse al equipo. No hubo discursos grandilocuentes: Mascali llevaba el casco de su padre y su propio uniforme del FDNY. Ahora, esas prendas reposan en la sala del equipo como talismanes. "Tuve esta visión durante un año", confesó Bradley después, mientras el himno nacional resonaba cantado por otro bombero, Brian Robinson.
El Black Course, famoso por su dificultad, ya mostraba sus garras durante los entrenamientos. Los estadounidenses completaron 18 hoyos con una concentración inusual, mientras los europeos—algunos recién llegados de jugar en campos exclusivos de Long Island—probaban estrategias. La clave, según fuentes cercanas al equipo visitante, está en neutralizar el factor local: Bethpage es famoso por su público hostil hacia los rivales.
Entre anécdotas, una sobresale: el equipo europeo revisó videos de aquel domingo en Muirfield Village donde, contra todo pronóstico, arrebataron la copa. Donald lo llama "combustible". Bradley, en cambio, confía en que el gesto de los bomberos neoyorquinos haya sembrado algo más poderoso que cualquier estadística.