No se trata solo de golf, sino de política, seguridad y un simbolismo que divide opiniones.
Según confirmaron fuentes cercanas a la organización, Donald Trump tendrá un papel protagónico durante el torneo, programado para 2025 en Nueva York. "Es una señal poderosa, incluso para quienes no comparten su ideología", reconoció Luke Donald, capitán del equipo europeo, en un tono que mezcla respeto y cautela.
Las medidas de seguridad serán sin precedentes:
- Dispositivos electrónicos prohibidos en áreas restringidas
- Refuerzo de agentes en puntos estratégicos del campo
- Protocolos especiales durante su llegada al mediodía del primer día
Keegan Bradley, líder del equipo estadounidense, no disimuló su entusiasmo:
"Tener esa clase de apoyo en casa es un combustible extra". Mientras, del lado europeo, Justin Rose admitió que
la presencia de Trump añadirá voltaje al evento:
"Sabemos que vendrá cargado de energía... y cámaras".
Este movimiento no es casual. Trump ha tejido meticulosamente su regreso al circuito golfístico:
- Sus campos en Europa ya albergan torneos profesionales
- El Blue Monster de Miami vuelve al PGA Tour el mismo año
- Relaciones públicas con figuras como DeChambeau y Scheffler
El expresidente no solo busca visibilidad. Fuentes cercanas a su equipo revelan que
planea convertir la Casa Blanca en escenario de eventos deportivos en 2025, comenzando con una velada de UFC. Mientras, en Bethpage, los jugadores insisten en que nada opacará el verdadero objetivo:
"Aquí ganan drives y putts, no discursos", remarcó Rose con una sonrisa que delataba cierta tensión.
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