La visita, conmovedora y llena de afecto, se centró en un edificio con fotos que recuerdan la gloria de Pinal en el cine. Se respiraba la nostalgia de un tiempo dorado, donde figuras como Pedro Infante, Jorge Negrete y María Félix pisaban estos mismos foros. El complejo, en su diseño, evoca la magia de esas películas que marcaron a generaciones, películas que hoy se conservan como parte fundamental de la historia del cine mexicano.
Cada uno de los camerinos, 12 en total, se ha bautizado con el nombre de una estrella del cine mexicano. Dolores del Río y Columba Domínguez, entre otras, recuerdan a la audiencia la época dorada de la pantalla grande en México. Y es que, la propia Silvia Pinal, desde los inicios de su carrera, ha sido una de las figuras más importantes del cine mexicano.
El edificio, un espacio que respira cine y emoción, se alza como un tributo a la gran Silvia Pinal. Un homenaje que, sin duda, nos recuerda la importancia de su legado, un legado que ha traspasado fronteras y ha dejado una marca imborrable en la historia del cine mexicano.