Esta protección, normalmente reservada para jefes de Estado extranjeros o la familia real, fue controversial debido a su inusual aplicación. Se afirmó que la policía inicialmente se opuso a la medida, pero la ministra del Interior y el alcalde de Londres intervinieron para asegurar la seguridad de la cantante. El origen de esta solicitud de protección, según una fuente británica, provino de la madre de Swift, quien, en su rol de representante, amenazó con cancelar los conciertos si su hija no contaba con escolta durante sus traslados entre el hotel y el estadio de Wembley.
Esta controversia llegó en un momento delicado para el gobierno laborista, con Keir Starmer y otros miembros del partido enfrentándose a un escándalo por aceptar obsequios, incluyendo entradas para el concierto de Swift. El alcalde de Londres, Sadiq Khan, también recibió entradas para el concierto.
Rechazo totalmente la idea de que hubo alguna mala conducta o influencia indebida en este asunto, declaró la ministra de Cultura, Lisa Nandy, Es una cuestión operativa que corresponde a la policía y no al gobierno. La policía tomó la decisión, continuó la ministra.
La policía de Londres, al ser cuestionada, reiteró su independencia operativa. "Nuestras decisiones se basan en una evaluación exhaustiva de la amenaza y el riesgo, así como de las circunstancias de cada caso", explicó un portavoz de la policía.
Tras la polémica, Keir Starmer devolvió 3.400 libras por cuatro entradas para un concierto de Taylor Swift, ofrecidas por el grupo Universal Music, y dos billetes para un partido de fútbol que le regaló la federación inglesa de dicho deporte.