Chelsea, de 27 años, ha estado en el ojo del huracán tras ser arrestada por negligencia infantil y posesión de drogas. El incidente se produjo en septiembre, cuando la policía acudió a su casa en Marinette, Wisconsin, por un altercado con su novio, Jacob Nelund.
Al llegar, los oficiales notaron que las pupilas de Chelsea estaban dilatadas y que no estaba siendo honesta. En ese momento, los oficiales recordaron haber sido llamados a la misma casa semanas antes por un incidente similar.
Mientras interrogaban a Chelsea, encontraron una pipa de metanfetamina en su bolsillo, la cual tenía residuos de la droga. Al registrar la casa, encontraron un escenario aterrador: condiciones de vida horribles y evidencia de tráfico de drogas.
En la habitación del bebé, se encontraron múltiples jeringas usadas, algunas con sangre, junto con comida en mal estado, basura y botellas de butano esparcidas por el suelo, todo mezclado con la ropa del bebé.
En el dormitorio de Chelsea y Nelund, se encontró una pipa de metanfetamina y una bolsa con metanfetamina.
La policía también descubrió un equipo para cocinar metanfetamina y encontraron 18 gramos de la droga en posesión de Chelsea.
El bebé fue puesto bajo el cuidado de los amigos de Nelund mientras Chelsea fue liberada bajo fianza. Sin embargo, en octubre, Chelsea volvió a tener problemas con la ley cuando fue detenida por conducir bajo los efectos del alcohol y la policía encontró una pipa de metanfetamina en su posesión.
La historia de Chelsea es un recordatorio de la lucha contra la adicción a las drogas y el impacto que esta tiene en las familias. Rosie O’Donnell, la madre de Chelsea, ha expresado públicamente su preocupación por su hija y su deseo de que ella supere esta enfermedad.