Crecer rodeado de música y cultura mexicana marcó el camino que tomaría Pepe Aguilar. La influencia de su padre, quien triunfó en el cine y la música ranchera, dotó a Pepe de un profundo respeto por la música regional, pero en sus primeros años como artista, sus intereses apuntaban hacia otro lado.
Fue durante las giras con su familia que Pepe comenzó a entender la magnitud del legado que heredaba, pero su pasión juvenil por el rock le planteó un dilema. A pesar de la admiración por la música mexicana, su corazón anhelaba la energía del rock.
A mediados de los 80, en plena era dorada del rock y el pop latinoamericanos, Pepe, con tan solo 17 años, fundó la banda "Equs". Con inclinaciones hacia el rock alternativo y la música progresiva, exploró una faceta completamente distinta, influenciada por bandas de rock estadounidenses y británicas, así como por la emergente escena del rock latinoamericano.
Su padre, Don Antonio Aguilar, en una entrevista con Raúl Velasco, confesó la sorpresa y desilusión que sintió al saber que Pepe no quería continuar con la música ranchera. "Sentí una puñalada en el corazón", admitió, describiendo el momento en que su hijo expresó su deseo de dedicarse al rock.
Para Don Antonio, esto significaba perder la continuidad de su legado cultural en la música mexicana. El rock de Pepe le parecía una traición, un alejamiento de sus raíces.
Sin embargo, "Equs" solo duró tres años. Aunque Pepe y sus compañeros compusieron y grabaron canciones, la banda no logró el éxito esperado, y Pepe se dio cuenta de que el rock no era la vía que lo llevaría a consolidarse como artista.
Tras la experiencia con "Equs", Pepe redescubrió la pasión por el género regional mexicano. Decidió cambiar de rumbo y dedicarse plenamente a la música ranchera y mariachi, géneros que resonaban profundamente con sus raíces. Fue un regreso a sus orígenes, una decisión que marcó un antes y un después en su carrera.
La transición de Pepe Aguilar hacia la música regional fue una de autodescubrimiento y compromiso. Tras abandonar el rock, comenzó a trabajar en desarrollar un estilo propio dentro del mariachi, fusionando la tradición familiar con un enfoque moderno que pudiera atraer a las nuevas generaciones.
Durante la década de los 90, Pepe Aguilar comenzó a ganar popularidad y reconocimiento por su talento como compositor y cantante de baladas y rancheras. La década se convirtió en un periodo de arduo trabajo y dedicación, donde perfeccionó su estilo y descubrió que podía adoptar elementos de la música pop y balada romántica para complementar su estilo ranchero.
Pepe Aguilar ha logrado un equilibrio entre el respeto a la tradición y la adaptación a un público moderno. Su música ha evolucionado con el tiempo, pero siempre ha mantenido la esencia de la música regional mexicana. Su compromiso por la autenticidad, combinado con su enfoque digital, lo ha consolidado como uno de los artistas más innovadores del género.
El éxito de Pepe Aguilar no solo significó el renacimiento de la música regional mexicana en el ámbito internacional, sino que también aseguró la continuidad de la Dinastía Aguilar en la industria. Sus hijos, Ángela y Leonardo, han seguido sus pasos, incursionando en la música desde temprana edad y ganando popularidad por su talento y carisma.
Con una educación y formación en el escenario similar a la que Pepe recibió de niño, Ángela y Leonardo representan la tercera generación de artistas en la familia. Su fusión de instrumentos tradicionales como la trompeta y el violín, junto con arreglos modernos y letras profundas, los ha diferenciado de otros artistas y ha traído una audiencia multicultural.
Pepe Aguilar ha expresado su orgullo por el éxito de sus hijos y su compromiso con la preservación de la cultura mexicana. Ángela, en particular, ha ganado un lugar destacado en el panorama de la música regional, siendo nominada a varios premios y reconocida por su interpretación de rancheras y baladas. Bajo la supervisión de su padre, Ángela y Leonardo están reviviendo el interés de las nuevas generaciones por la música regional mexicana, consolidando así el legado de la familia.