La distancia y el trajín de la vida habían intentado separarla, pero el amor, como siempre, se abrió paso con la fuerza de mil abrazos.
Un sinfín de sonrisas inundaron su llegada. Sus sobrinos, con esa espontaneidad que solo la infancia puede ofrecer, le hicieron sentir que el tiempo y la geografía son solo detalles que no logran apagar el fuego del afecto. "La familia es siempre el mejor apoyo, siempre lo ha sido", confesó Irina a la revista Hola! Américas, mientras su voz se llenaba de una melancolía dulce. Sus palabras, cargadas de una verdad que solo la experiencia puede brindar, resonaron con fuerza.
La imagen de Irina, rodeada de su hermana Nina, sus padres y sus pequeños sobrinos, soplando las velas de su pastel de cumpleaños, no es más que una pincelada de un cuadro que refleja la felicidad genuina de la actriz. Un oasis de paz en medio del torbellino de rumores y especulaciones que ha envuelto su vida. Un momento de quietud en su tierra natal, lejos del ajetreo de la vida pública, donde la protagonista es el amor incondicional de los suyos.