La película, que se estrenó recientemente en cines y estará disponible en Netflix, explora las complejidades de la historia familiar de los Charles, quienes deben confrontar su pasado y el legado de la esclavitud.
La trama se desarrolla en la década de 1930 en Pittsburgh, donde Berniece Charles, interpretada por Danielle Deadwyler, se aferra a un piano que ha sido un legado familiar desde los tiempos de la esclavitud. Su hermano, Boy Willie, encarnado por John David Washington, desea venderlo para comprar tierras en Mississippi, donde sus antepasados trabajaron como esclavos. Este conflicto no solo representa una lucha por el objeto en sí, sino también un enfrentamiento con los fantasmas del pasado.
“El piano no es solo un accesorio, es un personaje en sí mismo”, comenta Malcolm Washington, director de la película y hermano de John David. “Intentamos infundirle un espíritu, una esencia que lo haga vibrar”. La película se convierte así en un viaje emocional que busca liberar a la familia de las ataduras de su historia, un proceso que Deadwyler describe como “una exorcización y una posesión”.
La adaptación de esta obra, que es la tercera en una serie de producciones de Wilson bajo la producción de Denzel Washington, se siente como un legado familiar. Denzel, quien ha estado involucrado en la preservación de la obra de Wilson, se ha mantenido en un rol más administrativo, permitiendo que su familia tome las riendas creativas. “Me di cuenta de que no había nada que hacer, este chico sabe lo que hace”, dice Denzel sobre su hermano.
El elenco, que incluye a figuras como Samuel L. Jackson, quien también participó en la producción original de la obra, se une en una sinfonía de talento que busca capturar la musicalidad del lenguaje de Wilson. “La verdad sale a la luz y se siente increíble”, expresa John David, quien se siente profundamente conectado con su personaje y la historia que representa.
La producción no solo se centra en la narrativa, sino que también rinde homenaje a las leyendas del teatro y el cine. La muerte de Harry Belafonte durante el rodaje y el fallecimiento de James Earl Jones poco antes del estreno, resonaron en el equipo, quienes se sintieron inspirados por el legado que estos artistas dejaron atrás.
En un momento culminante de la película, cuando lo sobrenatural irrumpe en la narrativa, Deadwyler experimenta una conexión intensa con las energías presentes en el set. “Sabía cuando los ancestros entraban en la habitación”, recuerda, describiendo una experiencia que trasciende lo físico y se adentra en lo espiritual.
Con una narrativa que desafía las barreras del tiempo y el espacio, “The Piano Lesson” se presenta como una obra que no solo entretiene, sino que también invita a la reflexión sobre la identidad, la herencia y el dolor colectivo que persiste en la memoria de una comunidad.