EE.UU. escala guerra contra narcos en el Caribe con tácticas bélicas

Detrás de esta política está un ataque reciente contra una embarcación cerca de Venezuela —confirmado por el propio presidente Trump— donde murieron al menos 11 personas. Rubio justificó la acción alegando una "amenaza inminente", aunque testigos reportaron que la nave intentaba retroceder antes del bombardeo.
En Quito, durante una gira por Sudamérica, fue categórico: "Nicolás Maduro no gobierna, es un criminal buscado por tribunales estadounidenses". La recompensa por el líder venezolano asciende a 50 millones de dólares. Maduro respondió días después acusando a Rubio de "querer manchar sus manos de sangre".
Mientras tanto, la cooperación con México —donde Claudia Sheinbaum ha advertido contra intervenciones unilaterales— parece frágil. Rubio insiste en que hay "niveles históricos de colaboración", pero fuentes locales revelan tensiones por los recientes ataques.
El Salvador se perfila como pieza clave. El gobierno de Nayib Bukele recibió 4.76 millones de dólares de EE.UU. para albergar deportados venezolanos. Organizaciones documentan hacinamiento y maltratos en el centro penitenciario, aunque Rubio defiende el modelo: "Transformó un país violento en uno seguro".
Lo que comenzó como una campaña antidrogas ahora incluye expulsiones masivas, recompensas millonarias y operaciones letales sin juicio previo. Analistas advierten riesgos: desde fracturas diplomáticas hasta el resurgimiento de tensiones históricas por injerencia estadounidense.