Durante una hora, la intérprete de 45 años cautivó a la audiencia con su carisma y un repertorio que incluyó sus más grandes éxitos. “Me sorprendo de ver a muchos de ustedes, muchas gracias”, expresó la cantante, mientras el público respondía con entusiasmo. Su atuendo, un diminuto vestido plateado y zapatillas a juego, complementaba su energía contagiosa, mientras giraba y saltaba al ritmo de sus canciones.
El espectáculo comenzó con el icónico tema “Crying at the discoteque”, donde luces multicolores y visuales psicodélicos crearon una atmósfera mágica. A medida que avanzaba el set, la nostalgia se entrelazaba con la modernidad, destacando canciones como “Murder on the dancefloor”, que provocó una ovación ensordecedora en el escenario Viva Tent.
Entre los momentos más memorables, la artista pidió a sus seguidores que levantaran los brazos durante “Not giving up on love”, creando una conexión especial. Un fan, en un gesto de admiración, le lanzó una corona de flores, que ella colocó en su cabeza, sumergiendo al público en una atmósfera de fiesta retro, especialmente durante “Hypnotized”.
El setlist también incluyó versiones de clásicos como “Gimme! Gimme! Gimme!” de ABBA y “Like a prayer” de Madonna, mostrando la versatilidad y elegancia de Sophie. En un momento emotivo, compartió su amor por México, recordando su primera visita a la ciudad a los 22 años y prometiendo que no pasarían otros 22 años para regresar. “Ésta es mi segunda vez en la Ciudad de México y ha sido maravilloso, déjenme oírlos”, dijo, desatando gritos de alegría entre los asistentes.