Uno de los aspectos más relevantes del rodaje fueron los riesgos asumidos por el equipo al utilizar efectos especiales innovadores para la época. Según el historiador de cine John Fricke, los problemas en el set no derivaron de descuidos intencionados, sino de las limitaciones tecnológicas y de seguridad del cine de los años 30.
Entre los incidentes más documentados está el que afectó a Margaret Hamilton, quien interpretó a la Malvada Bruja del Oeste. Durante una escena en la que su personaje desaparecía en una nube de humo, un error técnico provocó una explosión que le causó quemaduras de segundo y tercer grado. Según Fricke, este accidente obligó a la actriz a ausentarse durante seis semanas.
Además, Buddy Ebsen, elegido inicialmente para interpretar al Hombre de Hojalata, tuvo que abandonar el proyecto debido a una reacción alérgica severa al polvo de aluminio utilizado en su maquillaje. Según la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, Ebsen relató en sus memorias The Other Side of Oz que sufrió calambres musculares y dificultades respiratorias mientras dormía.
Los accidentes no se limitaron a los actores. El perro Terry, quien interpretó a Toto, también sufrió un accidente en el set. Según un informe de People, un técnico de producción accidentalmente pisó al animal, lo que causó lesiones menores que requirieron atención veterinaria.
Entre los rumores más persistentes sobre el rodaje de El mago de Oz se encuentra el supuesto comportamiento inapropiado de los actores que interpretaron a los Munchkins hacia Judy Garland. Sin embargo, Fricke desmintió estas acusaciones en una entrevista con Time, asegurando que no hay evidencia para respaldar estas afirmaciones.
Otro rumor recurrente es el supuesto suicidio de un actor que interpretaba a un Munchkin, cuya sombra sería visible en una escena de la película. Según Fricke, esta historia es completamente falsa. La “sombra” que aparece en el fondo de la escena corresponde, en realidad, a un ave utilizada como parte del decorado.
El historiador John Fricke atribuye muchos de los accidentes ocurridos durante la producción a la naturaleza experimental de los efectos visuales utilizados en El mago de Oz. En declaraciones a People, Fricke explicó que los cineastas estaban intentando crear escenas nunca antes vistas en el cine, lo que llevó a situaciones imprevistas y accidentes.
A pesar de los problemas documentados y los rumores surgidos con los años, El mago de Oz sigue siendo considerada una obra maestra. Fricke sostiene que el 90% de los riesgos asumidos resultaron en innovaciones que ayudaron a consolidar su lugar en la historia del cine.