Un vestido de lentejuelas azul marino fue la elección de Sofia para la ocasión, un diseño largo, de escote barco y mangas largas, que había sido estrenado por su cuñada, la princesa Victoria, en la entrega de los Premios Nobel de 2011, cuando estaba embarazada de la princesa Estelle. El vestido, diseñado por el sueco Pär Engsheden, se convirtió en un éxito instantáneo y Sofia lo llevó con gran estilo, destacando su incipiente tripita.
La princesa Sofia también combinó el vestido con la tiara Aquamarine Kokoshnik, una alhaja realizada utilizando diamantes y aguamarinas que recibe su nombre por su semejanza con los típicos tocados rusos. Según expertos en joyería, esta tiara puede estar valorada en 400.000 euros aproximadamente. La tiara es habitualmente llevada por la princesa Magdalena, hermana menor de Victoria, aunque también ha sido vista en la cabeza de la princesa heredera en ocasiones especiales.
La historia detrás de la tiara Aquamarine Kokoshnik es fascinante. Se dice que su primera dueña fue Margarita de Connaught, esposa del rey Gustavo VI Adolfo de Suecia, y que fue realizada en las primeras dos décadas del siglo XX. La tiara ha sido pasada de generación en generación y ha sido llevada por varias mujeres de la familia real sueca, incluyendo a la princesa Sibila y la princesa Margarita Desirée.
La última vez que la tiara Aquamarine Kokoshnik fue vista en público fue en la boda de Victoria de Suecia en 2011. Ahora, la princesa Sofia ha tenido el honor de llevarla por primera vez en la gala del miércoles. ¿Se convertirá en su nueva preferida o volverá a manos de Magdalena? Solo el tiempo lo dirá.
La cena con los galardonados al Nobel de 2024 fue un evento que no defraudó en cuanto a elegancia y estilo se refiere. La princesa Sofia de Suecia demostró una vez más su sentido del estilo y su capacidad para llevar con gracia y elegancia incluso en su estado de embarazo avanzado.