Aaron Taylor-Johnson, el actor de 34 años conocido por su intensidad en cada rol, recientemente ofreció una visión íntima de su método de trabajo durante una entrevista en el programa de YouTube "Royal Court" de Brittany Broski. En ella, el actor, padre de dos hijas, Wylda Rae (14) y Romy Hero (12) con su esposa Sam Taylor-Johnson, reveló detalles sorprendentes sobre su preparación para sus papeles.
“Hemos apenas arañado la superficie”, bromeó Taylor-Johnson, antes de profundizar en un análisis más serio. Explicó cómo busca "desprenderse de una piel, o más bien, un aura", tras finalizar un rodaje. "Se puede convencerse de que no existe, pero siento que algunas personas son realmente susceptibles a eso, y sensibles a esa sensación”, confesó, dejando entrever la carga emocional que conlleva sumergirse por completo en un personaje.
Su preparación para un papel, según explicó, varía mucho: “Realmente depende”, dijo. “Disfruto encontrar hábitos, buenos y malos, del personaje, y vivir en esa rutina y patrón… o escuchar cierta música asociada a esa época”. Este proceso, continuó, incluye cambios físicos: “Cambias el vello facial, el cabello, la ropa… hasta que se convierte en algo natural, e idealmente ya estás en el personaje cuando pisas el set”.
Taylor-Johnson mencionó la influencia de actores camaleónicos como Gary Oldman y Daniel Day-Lewis, quienes le enseñaron que "no solo puedes cambiar tu voz, sino que puedes cambiar tu forma de moverte, tu forma de caminar".
Como ejemplo, compartió detalles de su papel en la película "Kraven the Hunter". Reveló una dieta estricta, con la ayuda de su nutricionista Nathan Schmit, quien incluso preparó postres especiales para controlar sus antojos de dulces, manteniendo un equilibrio nutricional. Una dedicación que trasciende la pantalla y revela la profunda transformación personal que este actor experimenta por cada uno de sus roles.
Más allá de las dietas y los cambios físicos, la declaración de Taylor-Johnson sobre la necesidad de “desprenderse” del personaje después del trabajo, resalta el lado humano detrás de la imagen pública, la vulnerabilidad que existe en el proceso creativo de un artista consagrado.