Hablamos de dos pesos pesados de Hollywood: Clint Eastwood, a sus 94 años, y Harrison Ford, con 82. Ambos, con filmografías que abarcan desde los clásicos "Spaghetti Westerns" hasta la saga Indiana Jones, estuvieron a punto de protagonizar una franquicia que ha roto récords de taquilla: John Wick.
Según el libro They Shouldn't Have Killed His Dog: The Complete Uncensored Oral History of John Wick, Gun Fu, and the New Age of Action, de Edward Gross y Mark A Altman, el guionista original, Derek Kolstad, imaginó al asesino a sueldo retirado John Wick alrededor de los 75 años, un papel que, inicialmente, pensó para Eastwood o Ford.
"La idea era un hombre de 75 años, veinticinco años después de su retiro. La gracia estaba en ver a Clint Eastwood pateando traseros. Pensé: 'Hay uno o dos nombres con los que podrías hacer esto: Clint Eastwood, Harrison Ford. Aparte de eso, no estoy seguro de cómo armaría esta película'", revela Basil Iwanyk, productor de la franquicia, según declaraciones recogidas por Entertainment Weekly.
Sin embargo, el destino, o quizás una audaz decisión creativa, dio un giro inesperado. La entrada de Keanu Reeves cambió por completo la ecuación. Iwanyk añade: "Le dimos el guion a Keanu, y él, un voraz lector de guiones, le echó el guante y lo hizo suyo... Lo primero que Keanu me dijo fue: 'Okay, Derek, lo voy a interpretar a los 35. Y yo le dije: 'Perfecto...'".
Así, la visión original de un John Wick curtido por el tiempo, interpretado por una leyenda del cine, se transformó en la vibrante e inesperada versión que conocemos hoy. Una historia que demuestra la imprevisibilidad y el talento para reinventarse que se respira en la industria cinematográfica.