El enfoque es preciso, ágil, y quizás por eso mismo, a veces se siente superficial.
El documental sigue a Madonna desde sus inicios como bailarina en el Nueva York de finales de los 70 hasta la explosiva gira "Blonde Ambition" de principios de los 90 y la publicación de su controvertido libro "Sex". Se explora su habilidad innata para apropiarse de la estética gay y transformarla en un espectáculo heteronormativo, un aspecto fascinante. También destaca su posterior activismo en la lucha contra el VIH/SIDA, un compromiso que contrasta con la imagen que proyectaba.
Sin embargo, el documental omite detalles relevantes. No hay mención a sus películas, como "Desesperadamente buscando a Susan" o "Dick Tracy", ni a su participación en la obra de Broadway "Speed-the-Plow". Curiosamente, la inconsistencia en el acento de Madonna en las entrevistas —a veces británico, otras veces con su acento de Michigan— revela la disparidad temporal de las fuentes. Esto, aunque interesante, rompe un poco la fluidez narrativa.
Donde el documental realmente brilla es al mostrar la determinación implacable de Madonna. Se desmiente la idea de que su ascenso se debió a relaciones con hombres poderosos; en cambio, se destaca su capacidad para generar una continua excitación sexual alrededor de su carrera. Desde compartir departamento con su novio y rogar por ser la baterista de su banda, hasta despedir a su primer mánager por no adaptarse a su visión. Su talento para el baile, su descaro y su sensualidad fueron claves para su éxito en la naciente era de los videos musicales de MTV.
Su matrimonio con Sean Penn consolidó su estatus mediático. A pesar de la presión, siempre pareció mantener una actitud serena y divertida ante el escrutinio público. Su provocación religiosa a finales de los 80, a diferencia de la experiencia de Sinead O'Connor, quedó en la anécdota, sin generar consecuencias negativas significativas para su carrera. El documental incluye opiniones de figuras como Jonathan Ross y Tony Parsons, aunque se echa de menos la perspectiva de una crítica cultural como Camille Paglia.
Un detalle curioso: la narración inicial, donde Madonna relata sentirse excluida en la preparatoria, contrasta con la imagen de "chica popular" que proyecta a lo largo de su carrera. Quizás, la auto-reinvención es parte de su genio.