Joven muere tras reto viral en Bangkok: la dura realidad de la pobreza

Thanakarn Kanthee, conocido como "Bank Leicester", era uno de ellos. A sus 21 años, este joven tailandés, criado por su abuela tras la separación de sus padres a los dos meses de vida, había encontrado una forma singular de ganarse la vida: vendía guirnaldas en un mercado local, cantando y aceptando retos para atraer clientes. Desde los siete años, su pequeño puesto se convirtió en su fuente de sustento y el de su familia.
Su historia, sin embargo, dio un giro trágico. Por 30.000 baht (aproximadamente 17.938 pesos mexicanos), Thanakarn aceptó un reto que le costó la vida: beber una botella entera de whisky de 350 ml. Un video difundido en internet muestra el momento en que lo hace rápidamente, rodeado de una multitud que lo anima. "Estoy dispuesto a que me intimiden y me insulten para obtener unas cuantas monedas de la gente rica para poder mantener a mi familia", escribió alguna vez en redes sociales, una frase que ahora cobra una dolorosa y nueva significancia.
Después del reto, Thanakarn vomitó y fue trasladado de urgencia al hospital, donde falleció a las 3:40 am. La escena quedó grabada en varios celulares: la euforia de la fiesta contrasta brutalmente con la imagen posterior del joven siendo trasladado en camilla, mientras algunos asistentes se reían, generando indignación en las redes sociales. La falta de empatía de algunos presentes ha sido duramente criticada, calificando el evento como "contenido basura".
Ante la tragedia, Guntouch Pongpaiboonwet, activista en redes sociales conocido como Gun Jompalang, se ofreció a ayudar a la familia de Thanakarn en cualquier acción legal contra los responsables. "Si quieren tomar medidas contra esas personas, háganmelo saber. Estoy dispuesto a ayudar", expresó Gun.
La muerte de Thanakarn deja una estela de dolor y cuestionamientos sobre la ética de los retos virales y la vulnerabilidad de quienes buscan alternativas económicas en situaciones precarias. Su corta vida, dedicada al trabajo y la familia, ahora sirve como un crudo recordatorio.