Marlon Brando: La Furia Improvisada en El Padrino

A veces, la espontaneidad en el set resulta en momentos inolvidables, otras, en situaciones inesperadas que dejan huella.
En el universo de El Padrino, la figura imponente de Marlon Brando, a sus 47 años, ya era una leyenda. Sin embargo, su participación en la película de Francis Ford Coppola estuvo lejos de ser sencilla. Paramount Pictures dudaba de su contratación; su última película había sido un fracaso y su reputación, compleja. Pero Coppola, convencido de su genio, insistió en él.
Anécdotas como la famosa escena de la cáscara de naranja, donde Brando improvisó para interactuar con el pequeño actor que interpretaba a su nieto, son prueba de su creatividad y capacidad de improvisación. “Ni siquiera sabía lo que estaba haciendo,” confesó Coppola en una entrevista. Pero hubo otra escena, en el despacho de Don Corleone, que revela una faceta menos conocida del actor.
Durante la escena de la boda de su hija, cuando Johnny Fontane, interpretado por Al Martino, le suplica ayuda, se desató una tensión palpable. La bofetada de Don Corleone a Fontane por llorar "como una mujer", según Gray Frederickson, productor asociado de la película, fue completamente improvisada. “Marlon estaba muy frustrado con Al Martino, quien no era actor. Marlon se enojó tanto – esa parte donde lo sacude y le dice '¡Compórtate como un hombre!', fue Marlon expresando su frustración. Al nunca estuvo contento, siempre se quejaba. Sentía que no lo respetaban en la película. Marlon no respetaba a Al.”
El contraste es notable: la admiración del resto del elenco hacia Brando, contrarrestada por la tensión con Martino. Para aliviar la situación, Coppola organizó una cena italiana antes del rodaje, una estrategia para humanizar a la estrella y generar un ambiente más relajado. A pesar de sus excentricidades, como su negativa a memorizar líneas – obligando a pegarlas en las frentes de otros actores – o la realización de sus propias escenas de riesgo, como la del intento de asesinato, Brando dejó una huella imborrable en la historia del cine.
“Ningún doble hizo eso. Cayó sobre un colchón, que luego eliminamos en la edición, pero sí, ese es él. ¡Estaba en excelente forma! Tenía cuarenta y tantos años y hacía ejercicio,” recalcó Frederickson.
Así, entre la improvisación magistral y los momentos de genuina frustración, la leyenda de Marlon Brando en El Padrino sigue viva, tejiendo una narrativa compleja y fascinante, más allá de la pantalla.