Esta historia es el testimonio de esa transformación, un viaje personal de una mujer que, tras enfrentar momentos difíciles, encontró su camino hacia la sanación.
El nombre de Helen Flanagan resonará para muchos, reconocible por su papel en Coronation Street. Pero detrás de la fama, Helen ha luchado silenciosamente contra demonios internos. El año pasado, durante la Navidad, la actriz se encontró sumida en una profunda crisis. "Pasé la Navidad en la cama," confesó en una publicación reciente. No solo lidiaba con problemas de crianza compartida con su expareja, Scott Sinclair, sino que también enfrentaba dificultades financieras y conflictos familiares.
La situación llegó a un punto crítico: "Mi salud mental estaba tan deteriorada que pensé que mis hijos estarían mejor sin mí," escribió. La ruptura con Sinclair, tras trece años de relación y tres hijos en común, agravó su situación. "Éramos muy tóxicos juntos," explicó en una entrevista, revelando que incluso llegó a ser bloqueada por Scott en su teléfono. El peso de la crianza sola, la falta de recursos económicos y la tensión con su expareja la empujaron al borde.
La angustia se intensificó durante un viaje a Bali con sus hijos. Allí, su hija Matilda sufrió parálisis de Bell, agregando más estrés a una situación ya precaria. Un compromiso profesional, una gira teatral de seis meses, la atormentaba, generando una intensa culpa materna al pensar en alejarse de sus pequeños. Finalmente, decidió cancelar la gira. Más tarde, se reveló que estaba sufriendo una reacción psicótica a su medicación para el TDAH.
Pero de las cenizas surge la esperanza. La Navidad de este año fue completamente diferente. Helen compartió una imagen familiar, rodeada del amor de sus hijos y padres. El cambio se debe, en gran parte, a la prioridad que le dio a su salud mental, reconciliándose con su familia y encontrando el amor nuevamente. "Conocí a Robbie en 2024, el hombre más encantador y divertido. Mi cabeza está 70% más despejada que el año pasado," afirmó, describiendo a su nueva pareja como alguien que la apoya emocionalmente.
La historia de Helen Flanagan es un ejemplo de resiliencia. Un recordatorio de que incluso en los momentos más oscuros, es posible encontrar la fuerza para sanar y reconstruir la vida, paso a paso.