Pero, ¿qué hay detrás de esa fachada? Recientemente, la estrella de Friends, a sus 55 años, ha compartido algunos detalles inesperados sobre su vida, revelando una faceta más íntima y humana.
Su lujosa mansión en Bel Air, valorada en 21 millones de dólares, ha sido escenario de varias publicaciones en redes sociales. Aniston, quien adquirió la propiedad en 2011, ha mostrado gradualmente rincones de su hogar, destacando detalles de su exquisito gusto. Una de las áreas más comentadas ha sido su baño principal, con una impactante ducha de vapor de piso a techo – un lujo que cuesta más de 25,000 dólares – y una costosa alfombra persa, en lugar de la típica alfombra de baño.
Más allá del lujo, Jennifer Aniston ha confesado públicamente su lucha contra un trastorno que afecta significativamente su vida: el insomnio. En una entrevista reciente, explicó su difícil relación con el sueño, admitiendo que "es difícil apagar el cerebro, decirle al comité mental que deje de hablar". Para combatirlo, ha establecido una rigurosa rutina de sueño, intentando acostarse a las 10 pm entre semana y limitando su exposición a las noticias nocturnas.
La actriz también se refirió a su evolución a lo largo de los años, confesando que "mis 20 fueron una pesadilla, pero amé mis 30", destacando la importancia del autocuidado y el ejercicio físico en su bienestar general. La experiencia la ha llevado a valorar su cuerpo, afirmando que "tenemos que amar nuestros cuerpos, está haciendo lo mejor que puede".
Su hogar, diseñado por el renombrado arquitecto A. Quincy Jones, es mucho más que una residencia. Es un espacio cuidadosamente decorado que refleja su personalidad, fruto de una colaboración con reconocidos diseñadores de interiores. Desde un jardín zen a un patio sereno, hasta un dormitorio con una estética setentera, cada rincón cuenta una historia, revelando la atención al detalle y la búsqueda de la armonía que caracteriza a Jennifer Aniston.
La casa, con sus cuatro recámaras, seis baños y medio, bodega de vinos, alberca y casa para huéspedes, ofrece vistas impresionantes a la ciudad y el océano. Un espacio donde la actriz, según sus propias palabras, puede encontrar un refugio, un santuario alejado del ajetreo de Hollywood.