Nikki Glaser, la comediante que brilló como anfitriona de la 82ª edición de los Golden Globes el pasado 5 de enero, ha generado polémica en redes sociales. Su nombre se unió al de Taylor Swift, la artista que ha cosechado éxitos impresionantes. ¿La conexión? Una simple, pero contundente, declaración de Glaser.
Todo comenzó con un comentario en redes, especulando sobre la posible frustración de Glaser por no haber presentado los premios en 2024, año en que Swift asistió para apoyar la película de su gira Eras Tour. La respuesta de Glaser fue concisa y directa: "Oh, ¡ya saben que sí!"
La situación adquiere más relevancia al conocerse que Glaser es una megafan de Swift, hasta el punto de haber gastado "cerca de $100,000" en asistir a 22 conciertos de la gira Eras Tour, según reveló a la revista PEOPLE en diciembre pasado. Glaser justificó este significativo gasto comparándolo con el costo de criar un hijo, una decisión personal que no tomó.
En sus propias palabras: "Justifico ese costo porque no tengo hijos, y es algo que conscientemente decidí no hacer, y fue algo con lo que luché. Hubo una parte de mí que decía: 'Me gustaría tener hijos', pero simplemente no encaja en mi vida."
Más allá del humor y la anécdota, la historia revela una perspectiva inesperada sobre las decisiones financieras personales y la pasión por un artista. La inversión de Glaser en la gira Eras Tour, comparada con el costo de criar una familia, suma una capa de complejidad a la simple observación de una fanática emocionada.
Los diez cambios de vestuario de Glaser durante la ceremonia, así como sus ingeniosas bromas, quedaron en un segundo plano frente a la revelación de su comentario sobre la ausencia de Swift. La coincidencia de fechas y la personalidad de la comediante han tejido una narrativa que sigue generando interés entre los seguidores de ambos.