El Alcalde Victor Gordo, presente en la escena, relata una historia que involucra a dos figuras inesperadas: el Príncipe Harry y Meghan Markle, quienes se encontraban ofreciendo apoyo a los afectados.
Según Gordo, mientras él empujaba un carrito con alimentos, el Príncipe Harry, disimulado con un cubre bocas N-95 y un sombrero, se acercó a un hombre mayor postrado en una cama. Le preguntó si deseaba un sándwich, agua o algún refrigerio. “El señor respondió: ‘Lo que realmente me gustaría es una dona’”, recuerda el Alcalde, en declaraciones al Pasadena Star.
La respuesta sorprendió a Harry, pero lejos de desanimarse, manifestó: “No hay donas aquí, pero voy a conseguir una.” Diez minutos después, regresó con la preciada dona. ¿La reacción del hombre? “Supongo que necesito mis carbohidratos y mi azúcar”, bromeó, sin saber que quien le había conseguido el dulce era un miembro de la realeza.
El encuentro, aparentemente sencillo, refleja una iniciativa de la pareja para apoyar a la comunidad, no solo mediante la distribución de víveres y provisiones. Gordo destaca que Harry y Markle también “fortalecieron el ánimo de los socorristas”, dedicando tiempo a conversar con ellos y con familias afectadas. Además, según People, agradecieron personalmente a miembros del departamento de bomberos y policía de Los Ángeles, así como a los equipos de rescate.
Este acto de generosidad se suma a otras acciones de la pareja: se sabe que Harry y Meghan abrieron las puertas de su mansión en Montecito a amigos que perdieron sus hogares en los incendios, los cuales arrasaron con partes de Altadena y Pasadena la semana pasada. La propiedad de la pareja, valuada en 14 millones de dólares, ubicada a unos 145 kilómetros al norte de Los Ángeles, afortunadamente resultó ilesa.
Aunque la pareja también está explorando la posibilidad de canalizar ayuda a través de su fundación, Archewell, este gesto personal deja ver un compromiso real con la comunidad afectada por la tragedia.