Chris McCausland, el ganador del año pasado de Strictly Come Dancing, un programa que, según algunos, revitalizó gracias a su carisma, ha vuelto a sus raíces. Después de cuatro meses de agotadores bailes, el comediante británico regresa al escenario con su nuevo espectáculo, "Yonks!".
"Veintiún años de duro trabajo en la escena de la comedia, para ahora ser más conocido por bailar", reflexiona McCausland sobre la ironía de su repentina fama. Su show, según sus propias palabras, no tiene una trama central. Es un recorrido por anécdotas de su vida, un viaje nostálgico a sus años de travesuras juveniles y a la vida antes de la era digital.
Hay algunas referencias a su experiencia como estrella de televisión, pero la mayoría del material se centra en sus vivencias cotidianas: una divertida anécdota en su pub local, por ejemplo, o un relato, para nada políticamente correcto, sobre un reciente examen rectal. "A veces me pregunto si los comediantes de mediana edad se programan exámenes rectales solo por los diez minutos de material que seguro les proporcionarán", comenta un crítico.
McCausland, con su característico humor, convierte incluso situaciones incómodas en momentos hilarantes. Su discapacidad visual, lejos de ser un obstáculo, se convierte en un elemento más de su peculiar estilo cómico.
A pesar de la calidez que mostró en Strictly Come Dancing, en este show se presenta con un estilo más cínico y reservado. Las historias personales son escasas, dando prioridad a anécdotas divertidas y algunas reflexiones sobre su etapa escolar, como el hecho de que las palabras más frecuentes en sus boletines eran "potencial" y "sin embargo".
El espectáculo, aunque no sea un despliegue de emociones, está salpicado de momentos ingeniosos. Desde la historia de sus apodos para amigos de copas hasta un relato memorable sobre una peculiar afección testicular (a la que él mismo apoda "bolas de piernas de anciana"), McCausland demuestra su talento para la comedia.
En resumen, "Yonks!" es una experiencia cómica que, aunque diferente a lo que los fans de Strictly Come Dancing esperan, promete una noche divertida y llena de risas. Una muestra de que la comedia, incluso para una celebridad, puede ser una terapia efectiva para compartir vivencias y conectar con el público.