Para muchos, estos eventos son lecciones de vida; para otros, el impulso para un cambio radical.
Benedict Cumberbatch, el reconocido actor británico, recientemente compartió una anécdota impactante de su pasado. Ocurrió hace dos décadas, durante el rodaje de la miniserie de la BBC, To the Ends of the Earth, en Sudáfrica. En 2004, un evento que lo puso al borde de la muerte, transformó su perspectiva.
Después de una jornada de buceo, él y sus amigos sufrieron un accidente automovilístico. Un neumático reventado los dejó vulnerables a seis hombres que los secuestraron, les robaron, y los dejaron atados en plena naturaleza.
“Fue una experiencia cercana a la muerte”, confesó Cumberbatch en una entrevista con Variety, previa al estreno de su nueva película, The Thing with Feathers, en el Festival de Cine de Sundance 2025. Esta experiencia, según sus palabras, “turboalimentó” su gusto por las actividades de alto riesgo, como el paracaidismo.
Cumberbatch explica que esta experiencia le dio una nueva perspectiva sobre el tiempo: “Me hizo sentir impaciente por vivir una vida menos ordinaria… Me lanzaba desde aviones, corría todo tipo de riesgos.”
Sin embargo, la llegada de la paternidad, junto a su esposa Sophie Hunter, con quien tiene tres hijos, ha cambiado las cosas. Ahora, con 48 años, reflexiona sobre la responsabilidad de ser padre y la importancia de la familia.
“En el momento en que tienes hijos, la sensación de que el tiempo ha pasado se hace más profunda… Hay un gran cambio en las prioridades y te hace valorar lo que haces con tu vida de una manera muy diferente. Cuando te conviertes en padre, tus pensamientos se dirigen más hacia la mortalidad,” explicó.
Esta nueva etapa de su vida se refleja en su papel en The Thing with Feathers, donde interpreta a un padre que lucha por mantener la conexión con la realidad tras la muerte de su esposa. Incluso, Dylan Southern, el director, comentó la intensidad emocional del rodaje, destacando la potencia de la actuación de Cumberbatch y el impacto en el equipo de filmación.
La experiencia vivida en Sudáfrica, transformadora en su momento, se ve ahora matizada por la perspectiva de un hombre que ha encontrado en la familia un nuevo centro de gravedad, donde el valor de la vida cobra un significado aún más profundo.